miércoles, 28 de marzo de 2007

Batallando y de fritangas.

Hoy ha sido un día duro, estuve ayudando a mi compañera de casa (a partir de ahora Gaby) a dar muerte a otro ejemplar perteneciente a la familia Blatteridae (o Cecilana, para los que me han leido con anterioridad). La lucha ha sido dura, tras rociarle a más no poder con spray anti-insectos la muy pendeja no moría, por lo que tuve que hacer uso del fuego, pero tras varios intentos y debido a que andaba un poco menso, no llegué a quemarla, y opté por ahumarla encerrándola en una caja de cerillos, y tras esto, dar fe de que estaba muerta mediante un pisotón. Para no herir mi propia sensibilidad, la técnica del pisotón fue ejecutada con mis oídos taponados, pues dicen que dicho acto puede ocasionar sensación de asco o repelús en personas sensibles (como yo, aunque no lo parezca). Tras todo esto, recogí su cadáver y el de dos camaradas suyas que llevaban algunos días secándose en el “patio” (realmente no llega a ser un patio, no mide más de 3x3 metros). Cuando me dispuse a tirar los 3 cadáveres a la basura… Buarggggg, ¡¡¡Otra maldita cucaracha estaba en la bolsa!!! Tuve que rociar con insecticida la bolsa, cerrarla apresuradamente mientras escuchaba como Ceci VI se debatía en pos de sobrevivir, y acto seguido salí casi corriendo a tirar la basura (aquí no hay cubos, se deja en un lugar predeterminado donde vendrá el camión a recogerla, en este caso es justo enfrente de mi casa) mientras me retorcía para controlar que mi bilis no saliera expulsado por la apertura anterior de mi tubo digestivo (boca).




Tras esta trepidante batalla, procedo a contar las últimas anécdotas o hechos acontecidos a mi alrededor, los cuales no aseguro que mantengan una linealidad temporal, pero eso creo que es lo de menos.
Primeramente, deciros que tras un hermoso día de playa (cuyas fotos ya mandé) me toco pasar la noche con 3 varoniles mexicanos; imaginaros a 4 hombres semidesnudos en una habitación, cualquier mujer (y algún que otro hombre) aprovecharía para hacer realidad una de sus fantasías, pero Noemí rehusó nuestro ofrecimiento, y durmió sola en otra habitación. A la mañana siguiente se celebró mi santo, y por eso no había clase, porque era MÍ SANTO. Para celebrarlo invité a esta gentuza a costillitas y carne (con 200 pesos, = 14€, fui capaz de contentar y reventar el buche de 5 personas). De este hecho no guardo constancia gráfica, ni del de la noche de los 4 machos, lo cual hubiera resultado muy gracioso (Mea culpa). Creo que voy a empezar a llevar mi cámara siempre encima, nadie sabe lo que te depara el futuro.

Días después nos fuimos de pesca, en busca de camarones para el proyecto fin de carrera de Noemí, y tras lidiar con algún que otro zancudo (mosquito) logramos obtener cerca de 60 camarones, una tilapia (pez) y un chacal (langosta); todo gracias a l a ayuda de Güero. El mismo Güero nos obsequio con unos 2 kilos de tilapias, las cuales ingeridas poco después en la escuela, a la hora de cenar. Invitamos a un profesor a probarlas, y aunque un poco renqueante, al final aceptó la invitación, y dijo que habría que repetirlo alguna vez (¡¡¡parrillada en la escuela!!!).

3 comentarios:

Ignacio dijo...

Madre mía José, tu sentado eres igual que tus amigos de pie!!! Veo que la comida no falta!!! :)

Esta muy interesante esto de la batalla de las cucarachopilas, espero que aguantes la embestida... y la bilis!!

:)

Anónimo dijo...

Asesinooooooo......
Mira queeee... como sigas así vas a ser el culpable directo de la extinción de las pendejas cecis ;-)
Creo que como vuelvas con el acento te vamos a llamar Panxo o Zapata (p.e.)
Ale, a seguir con la pesca de las tilapías.
Salu2 a Noemí ;-)
Y al resto de pendejos

José Francisco dijo...

EL acento no sé, pero muchas palabras si se me han pegado.
En cuanto a la estatura, pronto publcaré una foto con la que me dí cuenta que estab rodeado de tapones.