Casino y Buceo, a apenas una hora de distancia.
Tras esto, siendo ya tarde, fuimos a la parada del bus para ir en busca de Mer, nuestro cuarto componente y chofer. Y cuando tienes una cámara, una espera y personas algo alocadas, acabas haciendo fotos... interesantes. He omitido algunas por su alto contenido... no apto para cardíacos. Os dejo sólo estas dos porque me hacen gracia:
Y al fin llegamos:
Y dejando ya el casino de lado (aunque volveremos cuando nos den alguna Beca), luego me engañaron y estuvimos en el Barrabás (sé que se llama Barabás, pero me mola más Barrabás) bailando o algo así hasta las 5 y media.
Y tras llegar a casa a las 6, a las 7 un servidor estaba en pie, sin ayuda del despertador, para ir a bucear. El viaje fue en compañía de uno de los jefazos del departamento, un hombre que con 45 años ya es catedrático, y el cual está cansado de tanta burocracia y por eso no está "al pie del cañón" en cosas de ecología. La verdad que tuvimos conversaciones interesantes, y eso a pesar de que yo sólo llevaba una hora de sueño encima. Como había confianza, le adevertí al Instructor, Manu, de mi estado, y se reía. Ja ja, esta juventud, que viene a bucear durmiendo una hora tras una noche de juerga (aunque me limité en el consumo de alcohol porque no es bueno para bucear) y yo que duermo 8 horas y me cuesta. Paramos a desayunar en una venta de carretera y le tocó a Manu preparar los cafés porque la camarera no sabía (algo interesante). Luego llegamos a Tarifa, preparamos los equipos y al agua. Lo cierto es que a pesar de sólo aguantar 30 minutillos en el agua me ha gustado mucho la inmersión por varias razones. He aprendido que cuando bajas a altas profundidades tienes que economizar aire, procurando llenar el Jacket con el aire residual de tus pulmones. También he aprendido a controlar mi flotabilidad, aunque me haya saltado la parada de seguridad de 3 minutos porque no tenía apenas aire y flotaba demasiado y de intentar mantenerme abajo me daban tirones en la pierna... así que para arriba y ya está. Como de costumbre, una vez arriba escupí sangre y me soné mocos de sangre, un mal menor que me ocurre siempre que buceo. Lo único malo fue que mi cámara palmó y sólo pude hacer 2 fotos, y una de ellas mala. Os dejo la buena:
Perdí la oportunidad de fotografiar varias morenas, algún nudibranquio y muchas cosas mal, pero para esto tendré que volver. Por cierto, alcancé la cota de 36,4 metros, lo cual es algo serio en esto del buceo.
Una vez fuera, mi jefe de tesis, que venía a hacer el curso de iniciación, me comentó que xxxxxxxxxxx xxxxxxxxxxxxxCONFIDENCIALxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx. Sin querer ser pelota, porque sé que lee mi blog de vez en cuando, le agradezco el detalle. Y aprovecho para retirar todas las cosas malas que digo a sus espaldas, como que me tiene explotado, contando plantitas, midiendo almejitas y todo eso, y otras que prefiero no decir para que no se enfade (¡¡¡que no!!!, que no me quejo tanto ni te critico, que con ese trabajo que me quieres ofrecer no puedo decir cosas malas de tí). Dios, a parte de piropear a las chicas, me he vuelto un pelota que te cagas, ja ja, debe ser a ese transtorno de la personalidad con tendencias bipolares que me auguró Fernando y que hace que yo lea mi propio blog para reírme.
Pues nada, dejo de enrollarme, que aparte de no haber dormido siesta, bueno, un rato en el coche de Lucas (el jefazo del departamento) dando cabezadas y otro en el tren, llevo ya gran parte de la tarde cociendo este entretenido texto para vuestro disfrute. Estoy rayado porque no consigo quitar la cursiva, pero ya la dejaré, porque no quiero mermar más mi mente débil y cansada.
Por cierto, Helena me ha dicho que piense en qué hacer de cena y no doy para más, así que seguramente tiraremos del chino, haciendo el esfuerzo (bueno, realmente no es un esfuerzo, porque se merece eso y más) de invitarla para que no se enfade conmigo.
Y antes de que se me olvide, esta noche Alberto toca con su grupo aquí al lado de casa, y luego hay fiesta de despedida de Patri que se nos va a Puertollano, a pasar lo que queda de verano sin playa ni pescaito frito. Por lo tanto, me voy a echar un ratillo para recargar mis energías.