Sigo siendo pardo.

Pues sí, por mucho que me vaya de una lado para otro, por muchos sitios nuevos a los que me traslade a vivir, sigo siendo pardo. Ya lo demostré en su momento por tierras Mexicanas, en un par de ocasiones en Cádiz, donde incluso me planteé si era gilipollas. El caso es que hoy he recorrido una buena parte de Granada (o no tanto, pero es mejor exagerar para hacer la historia más interesante), vamos, que he tardado más de media hora en llegar al sitio en cuestión. El caso es que iba con la intención de comprarme, entre otras cosas, una impresora. ¿Para qué quiero una impresora? Para imprimir. ¿Para imprimir el qué? Pues documentos. ¿Qué documentos? Los papers que necesito leer y empollar para escribir mi tesis.

El caso es que sí, que me he comprado una bonita impresora, he estado mirando si venía con cartuchos de tinta, incluso he comprado otro por si acaso me quedaba corto de tinta. Lo que jamás se me hubiera ocurrido es que fuera a venir sin un cable de conexión con el ordenador. Y así es. Ahora estoy aquí, con una impresora inalámbrica que no funciona, con un documento que quería imprimir para pedir la ayuda al alquiler para jóvenes y con la misma cara de gilipollas que se me queda de vez en cuando con estas cosas.
Pues nada más por hoy, mañana os contaré mi trifulca con la lavadora, mis extraños sueños, mi primer seminario en el trabajo y alguna que otra cosa más. Y donde digo mañana puedo decir pasado mañana, o el sábado, o el domingo... pero algún día lo haré.

Yo, con cara de memo, y la negra, que no me ha "impresionado" nada (ahh!!! tuu tá, usease, aplauso y medio)

La tentación.

La responsabilidad.