miércoles, 30 de mayo de 2007

Hay que limpiar de vez en cuando.

Como ando escaso de tiempo e inspiración, os mando la siguiente recomendación (y sin haberlo planeado, me salió un pareado): LIMPIAR DEBAJO DEL FRIGORÍFICO (O REFRIGERADOR). Esto es lo que ocurre cuando llevas al menos 3 meses sin hacerlo (más los que llevara Gaby sin limpiarlo en mi ausencia):PD: soy un pesado, pero puede que este finde empiece por fin mi experimento, lo que hará que esté muy atareado.
PDD: este sábado llega un amigo de España, lo cual me hará estar más atareado, y servirá de excusa para tomarme unas pequeñas vacaciones.

viernes, 25 de mayo de 2007

Visita de mis progenitores (VI). Cuernos Chuecos en La Petatera.

Eran las fiestas de Manzanillo (que duran sólo 20 días), y en el recinto ferial se encontraba ubicada la plaza de toros de “La Petatera”, tan famosa que llegó a ser la protagonista de un documental de Discovery Chanel. Y alguno se puede preguntar el porqué de su fama, pues simplemente porque es una plaza portátil realizada con madera y en la cual no se emplea ni un solo clavo para montarla. Todas las uniones están realizadas con amarres y nudos, y a pesar de su aparente precariedad, soporta hasta el pataleo conjunto de todos los asistentes a la plaza. Esto del pataleo es un acto muy usual en cada espectáculo, con el cual se pretende demostrar la consistencia de la plaza.
Pues para disfrutar al 100% de tal maravilla de la ingeniería, mis padres y yo fuimos a ver unos rodeos en dicha plaza. Se suponía que el show empezaba a las 7, pero se demoró una hora, y la gente empezaba a enojarse, pero al fin comenzó el espectáculo.

Era un concurso de “Rodeos Americanos”, en el que competían mexicanos, estadounidenses, un brasileño (que terminó ganando) y creo que 2 puertorriqueños. Mi madre y yo sospechamos que la chica que estaba sentada delante nuestra era la novia de uno de los participantes, porque cuando dicho participante salía a competir esta chica empezaba a chillar como una posesa, y 100 personas nos quedábamos perplejos mirándola, y ella a lo suyo: siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!!!! Vamoooooooooooooooooooooos!!!!! Uuuhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!
Lástima que su novio no pasó ni de la primera ronda, aunque eso vino bien para mantener la integridad de nuestros tímpanos.
Bueno, pues para amenizar la espera, un hombre que no tenía piernas empezó a bailar en el centro de la plaza, y después fue saludando a los concursantes mientras estos se preparaban; a uno se le apareció por debajo de los huevos, ja ja ja.
Luego vino el rodeo en sí, donde los concursantes, agarrándose con una solaq mano a una cuerda que rodeaba el torso del toro, tenían que aguantar 8 segundos encima de éste para puntuar, y luego los jueces decidían la puntuación. Lo más gracioso de todo erqa verles calentar, hacían los movimientos arrítmicos y contundentes que se hacen encima del toro, pero sin toro, parecían gilipollas, pero era algo importante para no lastimarse.





Bueno, pues tras todo el rodeo y la parafernalia que le seguía, vino una demostración de “Jaripeo”. El Jaripeo es una versión de los rodeos típica de México, y difiere de los rodeos de los iuesei en que, mientras los gringos se agarran con una mano y no usan espuelas, los chicanos no se agarran con las manos sino con 2 espuelas que clavan en el toro. La exhibición, de un joven de no más de 17 años fue IMPRESIONANTE. Imaginaros un cuerpo con los brazos al aire sacudido por la tremenda fuerza del toro, y el chaval lo hizo tan bien que el toro se cansó y dejó de convulsionarse y patalear. La verdad es que nos lo pasamos en grande, y tanto los rodeos como el jaripeo nos dejó una grata sensación.

Os muestro también una foto de cuando estuvieron desmontando la plaza, para que veáis su estructura interna.

jueves, 24 de mayo de 2007

Mientras ultimo la redacción de un par de cosas que tengo en el tintero, os dejo unos videos para que os entretengáis.


Mariposas monarca en Zitácuaro:


Así se preparan unos buenos chacales para comer:


Así es como se debe promocionar la leche en el mundo:

martes, 22 de mayo de 2007

Las vivencias de mi madre (I).

Bueno, pues para crear más confusión en la linealidad temporal de mis relatos, os muestro lo que mi madre ha escrito hasta el momento:

Por fin, después de tanto trajín, nervios, llego el día en que iniciamos el viaje a Manzanillo, México, para visitar a nuestro hijo.
Voy a contar un poco la historia de la preparación del viaje. Mi hijo, marcho a Manzanillo el día veinticinco de Enero, con el fin de hacer una investigación de corales, apoyado por una pequeña beca universitaria.
El ha terminado la carrera de biología, hacer esto es para ampliar conocimientos.
Yo trabajo en el aeropuerto Madrid Barajas, en una empresa de seguridad, cuya da servicio a los vuelos Americanos. Una compañera me comento el procedimiento a seguir, para que me saliera mas barato mi billete. Seguí los pasos que correspondía. Después de eso saque el billete a mi marido, normal, porque a el no le podían hacer lo que a mi, al no trabajar para la compañía aérea. A los pocos días de sacar en billete, me entero que yo estoy en stambay, hay fue cuando empezaron los nervios. Esto significa que si hay asiento disponible viajo y si no lo hay me quedo en casita.
Hable con mucha gente conocida que trabajan en el aeropuerto, la mayoría, por no decir todos, me aconsejaron que esperara a las aproximación de la fecha que había elegido para volar, fuese preguntando de vez en cuando como iba el vuelo y si veía muy complicado, pues entonces me sacaría el billete normal, como el de mi marido. La diferencia de uno a otro es que el mío me costo muy económico, cuando el de mi marido no. El ahorro me ha servido para gastármelo en ese MEXICO LINDO, pues es verdad que es precioso, a mi me ha dejado como si estuviera en una nube.
Por lo contado, lo conseguí, pero he de decir que he pasado unos días un poco alterada.
Estamos volando con la compañía Delta vuelo 109, con destino Atlanta, luego en Atlanta tomamos otro vuelo para México y allá, tomaremos un autobús hasta Manzanillo que es donde se encuentra nuestro hijo.
He de decir que agradezco ha un chico, por cierto Mexicano, que trabaja para la compañía Delta, el cual me mantuvo informada de como iba el vuelo. Me tranquilizaba ya que me decía que no me preocupara, que para ese día no iba a tener problemas. El pobre me tuvo que aguantar ya que de vez en cuando, le hacia preguntas acerca de las dudas que me surgían, chaval muchas gracias por todo.
Esta mañana no ha tenido que sonar el despertador, pues ya estaba despierta, antes de que sonara. Tras ducharme, tomar café, vestirme, peinarme y pintarme hemos salido de casa, sobre las siete y veinte. Nuestros otros dos hijos, maravillosos, uno casi poli y el otro casi mecánico de aviones, nos han llevado al aeropuerto.
Después de saludar a mis compañeros, facturar las maletas, hemos ido los cuatro a desayunar. A continuación, tras despedirnos de nuestros hijos, hemos pasado el control de pasaporte y nos hemos ido a la puerta de embarque, aunque antes hemos comprado unos encargos.
Me llaman por megafonía, pero no estoy ya que me encuentro en el baño. Es para darme el billete, de esta manera se confirma de que vuelo. Aunque antes de todo eso, ya había escuchado por radio que todos los stambay volaban.
Bueno, ya subidos y sentados, en el avión, el piloto nos da todas las explicaciones oportunas y nos desea un feliz vuelo.
Mis compañeras, entre ellas una apreciada amiga, cortan el trafico de la pista para dar salida al avión, cosa que yo también hago cuando me toca.
El avión se pone en marcha, era mi primera vez que volaba, y es fascinante pues me ha encantado la experiencia y me gustaría repetirla mas a menudo.
Alas doce y media nos ponen la comida, ensalada y elegimos pechuga de pollo asada con salsa de hierbas, acompañada de palitos de zanahoria, judías verdes y dados de patatas asadas, pan, mantequilla, galletas saladas, queso y de postre galletas de jengibre y café con leche. Antes de todo esto, nos ofrecen algo de beber y nos dan una bolsa de panchitos, de los que se comen.
Dos y quince tenemos ,distancia del viaje 1.058 mi, velocidad en tierra 713 Km/h, distancia recorrida 1.709 Km., temperatura en el exterior -25 grados y altitud 33.001 ft. Cuatro y veinte, velocidad en tierra 823, distancia recorrida 3.363, temperatura en el exterior -27 grados y altitud 10.971.
Cuando llegamos a Atlanta, tuvimos que esperar para que saliera el siguiente avión, con destino MÉXICO. Una vez allí tomaríamos el autobús con el destino final deseado MANZANILLO.

Día 21-04-07

Después de doce horas, de viaje, en camión, autobús para nosotros, llegamos a la estación de autobuses de Manzanillo. Bajamos del autobús y lo primero que ago es buscar con la vista a mi hijo, pero no lo veía, es que resulta que allá, no dejan entrar a los que no viajen, al ande, de donde paran los autobuses, de ahí que no lo veía. Cuando lo halle cerca de nosotros mi alegría fue completa, aunque el viaje fue muy largo, por un hijo se va, aunque sea, al fin del mundo.
Mi hijo esta guapísimo, ha dejado algo de peso y está morenito, o sea, que es un morenazo todo bueno. Me abrase a el y le di los besos que me dejo.
Salimos de allí y tomamos un taxi, hasta donde vive mi hijo. Nos pusimos fresquitos y fuimos a estirar las piernas. Nuestro estupendo guía, mi hijo, nos muestro los alrededores de donde vivía, nos enseño donde compraba, varios supermercados, estuvimos comiendo, como no los famosos tacos, nos pedimos uno cada uno y estaban estupendos. Lo del picante es a elección, pues ponen las salsas, individualmente, y el que quiere se hecha la que pica y el que no, pues no. Aparte de las salsas ponen, limón y sal gorda, siempre y los frijoles. Luego esta la cebolla, el guacamole, cilantro... nos lo comimos enterito acompañado de refresco y cerveza el que quiso. Tras quedar satisfechos, de la primera comida mexicana, fuimos a la playa. La pena es que había marea roja y el mar estaba muy sucio y había olas grandes. Ese día no nos bañemos, sintiéndolo mucho. Mi hijo nos dijo que era peligroso y que había algunos remolinos, por lo que me dio un poco de miedo. Tampoco había nadie en la playa, solo nosotros.
Bueno como el baño no fue posible, estuvimos andando un poco por la playa y luego para casa. Llegaríamos a las cinco y media, mas o menos, nos sentamos en el sofá y acabamos tumbados, uno en cada uno. Ya antes, mi hijo, nos aconsejo que nos fuéramos a la cama, pero no le hicimos caso y nos quedamos sobados, a los pocos minutos casi sin darnos cuenta. Cuando abrir los ojos, eran las nueve y pico, lo primero que vi fue a mi hijo recogiendo la ropa tendida y doblándola. Entonces le dije, ole mi hijo trabajando y su madre tumbada en el sofá durmiendo, tiene huevos el asunto.

lunes, 21 de mayo de 2007

Visita de mis progenitores (V). Tenacatita.

A mis padres le quedaba pocos días de vida (en México), y no quería que se fuesen sin ver algún arrecife de coral. Me aconsejaron ir a Tenacatita, en el estado vecino de Jalisco. Estuve un par de días sondeando cuánto se tarda en llegar, y de paso intentando encontrar a alguien que nos llevara, pero como se rajaron diciendo que se tardan 3 horas en llegar, tocó arriesgarse. Por la mañana temprano fuimos a rentar un coche, un Chevy, y nos dispusimos en nuestro empeño de llegar. Para evitar problemas debidos al desconocimiento de las normas de circulación mexicana, el conductor asignado fue un apuesto estudiante de Biología, de cuyo nombre no me acuerdo. Esas 3 horqas de camino fueron mentira, sólo tardamos 2, y eso que hicimos una parada y que nos equivocamos en un punto y tuvimos que darnos la vuelta.


Al llegar Tenacatita, o mejor dicho, a la playa no turística de Tenacatita, donde se encuentra el arrecife, quedamos contentos del lugar. No había apenas gente, el mar estaba claro, aunque algo fuerte, y donde estábamos era un pequeño istmo con playas a ambos lados. Tanteamos la playa de la derecha, donde un pelícano con el ala defectuosa nos dio la bienvenida (mi madre se asustó cuando la intentó picotear, le pasa por acercarse demasiado); pero el oleaje era tan fuerte que las chinas (o piedritas) de la playa te golpeaban por doquier con cada ola. Tras esto fuimos a la playa izquierda, donde nos esperaba el arrecife. Disponíamos de 2 visores con snorkel, y una cámara fotográfica sumergible, y un par de zapatillas específicas para andar por arrecifes. Tras las primeras dificultades (terreno lleno de salientes, dificultad de respirar con el snorkel por falta de práctica, empañamiento de visores…) logramos adaptarnos al medio y disfrutar del arrecife y la comunidad que lo acompaña (sobretodo peces).
Yo no pude resistirme a estar algo más de 10 minutos (que se me hicieron cortos) haciendo fotos al arrecife y a los peces que lo acompañaban, y eso que todavía no he contestado la oferta que National Geographic me hizo.
Tras este exhausto baño, y con un agujero en el estómago, nos fuimos a la playa turística, en busca de algún sitio para comer. A los 3 nos llamó la atención un restaurante llamado “Fiesta mexicana”, y allí fuimos de cabeza. La comida, simplemente impresionante, deliciosa; estuvo compuesta de un cóctel de camarones (ACLARACIÓN: aquí los camarones son langostinos), una orden de ceviche, unas quesadillas, de camarones rebozados (exquisitos) y del plato especial de la casa: filete de pescado rebozado y relleno de camarón, pulpo y aguacate (si mal no recuerdo). Y para no tener cortes de digestión, mi madre y yo nos fuimos corriendo a remojarnos en el mar (a menos de 50 metros de nuestra mesa).


Después nos fuimos los 3 a andar por la playa, y en el transcurso de este paseo mi vena National Geographic resurgió de nuevo, siendo mi presa esta vez la olas, y poco después los pelícanos de la zona. Mi mejor foto me costó un buen encontronazo con una ola, pero valió la pena.


Y tras el paseo y un baño de despedida, nos dispusimos a volver a casa, pero parando antes en el pueblo de Barra de Navidad. Allí tuvimos la suerte de disfrutar del espectáculo que puede brindar un gran banco de peces cercano a la playa y siendo asediado por cientos y cientos de aves (pelícanos y… ¿pagazas? ¿fumareles?, no los llegué a identificar, aunque se debió a mis lagunas en este campo). Lástima que no tuviera la cámara en ese momento, porque me la dejé en el coche, pero en nuestros cerebros esa imagen tardará en borrarse. También fuimos testigos de la ignorancia: una chica, de muy buen ver, se dedicaba a “salvar” a los pececillos que quedaban atorados en la arena de la playa con cada ola, exclamando (la chica) “Oh my god!”. La muy ignorante no era consciente de que con cada ola volverían a salir, y que los que salían servían de alimento para algunos pájaros que merodeaban por allá, sobre todo sanates. En resumidas cuentas, no estaba salvando vidas de peces, estaba haciendo el imbécil(desde mi punto de vista).

Pues poco más hay que contar de esta visita al arrecife de Tenacatita, a sus playas cercanas y a Barra de Navidad. Espero que las fotos sean de vuestro agrado.

martes, 15 de mayo de 2007

Diccionario mexicano-español (II)

Acordeón: chuleta, papel(es) u otro soporte(s) con escritos que te ayudarán a sacar mejor nota en el examen

Apapachar: querer, mimar, sobar, abrazar…

¡Apúrale!: ¡apresúrate!, ¡dáte prisa!

Balacera: tiroteo

Balear: disparar, lanzar balas con ayuda de armas

Boiler: calentador (del agua)

Café: marrón

Cajuela: maletero (del coche)

Camarógrafo: fotógrafo

Carrilla (echar carrilla): meterse con alguien, vacilarle, presionarle psicológicamente por algo que ha hecho o por algún rasgo físico o mental

Cebolla: alcachofa, objeto que hace que el agua de la ducha salga en múltiples chorritos

Chapa: creo que así llaman a los pomos de la puerta, pero no estoy seguro

Closet: mueble que cumple las funciones de armario, pero sin puertas, y viene a ser estanterías puestas en la pared

Conductor: presentador de un programa

Control Remoto: mando a distancia

¡Guacala!: ¡que asco!, ¡buahrgg!, expresión muy usual en mi compañera de casa

Güero: rubio

Hablar: llamar por teléfono

Joto: gay, marica, puto, homosexual, desviado…

Luminario: linterna

Magrear: pegar, destrozar, romper, perjudicar…

Mera/o: misma/o

Ponchar: romper, normalmente aplicado a “ponchar una llanta”

Puchar: empujar

Puñal: gay, homosexual, marica, puto, desviado, chueco…

Puro: todo. Ejemplo: puro hombre=todo hombres, o sólo hombres

Recalcar: recordar, decir una y otra vez

Resortera: tirachinas (y no me refiero a lo que tiene un chino entre las piernas)

Tecolote: búho, ave rapaz de hábitos nocturnos y grandes ojos

Tortillera: persona encargada de hacer tortillas (de maíz, normalmente)

Trastes: cacharros

Trucha (estar o ser trucha): estar atento, moverte para conseguir las cosas, aprovechar cualquier oportunidad…

Vibradores: reductores de velocidad, bandas sonoras (Matrix, Señor de los Anillos…)

Chicas, siento deciros que el cartel no avisa de lo que os gustaría que avisara.

Voltear: dar la vuelta, girarse 180º para ver lo que hay detrás de ti, para vigilar que tu culo siga sin daños o sin peligros cerca

Zacate: césped

Zapatillas: calzado femenino, con algo de tacón, no apto para hacer deporte

Zarape: poncho, típico de estas tierras

lunes, 14 de mayo de 2007

Visita de mis progenitores (II). De cenas y comidas.

Bueno, pues retomo la historia de la visita de mis padres. Tras la noche en que visitamos las hadas y tal y pascual, tomamos una simple rutina: mis padres se iban de turismo por las mañanas, mientras yo iba a la escuela, y coincidíamos normalmente para comer. Por las noches nos íbamos de cena con Gaby, para degustar los exquisitos platos de los lugares más selectos (o no) de Manzanillo.
El martes 24 nos fuimos a cenar unos tacos a “La Sonrisa” o algo así. Allí tuvimos un pequeño momento tenso, cuando mi padre le pidió a un/a camarero/a que estaba de espaldas un tenedor, y al darse la vuelta llegó la confusión, ¿cómo mearía? ¿de pie o sentada? Era el primer trabelón que mis padres veían en tierras mexicanas, y el propio hombreomujer no abrió la boca, suponemos que porque tendría una voz demasiado varonil para un cuerpo de casimujer. También tuvieron la oportunidad de conocer a una tortillera (y no me refiero a una chancla, lesbiana o bollera), que es una mujer encargada de hacer tortillas de maíz, a una velocidad alarmante, y con la ayuda de una tortillera, que en este caso es un aparato para aplastar la masa de la tortilla y así quedar ésta plana, lista para cocerse en la plancha.
Al día siguiente, mis padres se fueron a la ya mencionada, en ediciones anteriores, playa de la Audiencia. Yo llegué justo a la hora de comer, y tras quemarme los pies con la arena y un breve baño, en las frías aguas del Pacífico, nos dispusimos a ingerir en el primer chiringuito que encontramos y que nos satisfizo visualmente. Pedimos una orden de ceviche, que es atún con jitomate (tomate en España), un poco de chile y alguna fruta o vegetal más, que se come con tostadas (que son tortillas de maíz fritas y crujientes); y también pedimos un guachinango al ajillo, que es un pescado muy común por acá. La verdad es que las 2 cosas estaban riquísimas, comimos mientras nuestros pies descansaban en la gruesa y fresca arena de la playa. También nos acompañó un gato que llegaba a tocarme con la pata para que le echara de comer, y el pobre andaba muerto de hambre, así que le concedí algún premio. Pero luego vino su amigo, que era feo de cojones, estaba medio calvo y desnutrido, así que nos aligeramos para alejarnos de tan ingrata visión. Luego tocó otro remojón (por parte de mis padres) y una pequeña siesta en la playa, a la sombra de un frondoso árbol.
Alguna noche después fuimos a cenar a un sitio llamado “El Vaquero”, a petición de Gaby, donde pedimos una orden de parrillada. Ese día eché de menos tener mi cámara a mano. La parrillada se servía sobre una pieza de piedra, que a su vez descansaba sobre una especie de cubo de metal que poseía unas enormes ascuas en su interior. Rico rico, distintos cortes de carne satisficieron nuestro exquisito paladar, acompañados de un platillo con chiles. Os contaré brevemente que pasó con los chiles: mi madre y Gaby sólo se comieron uno cada una y acabaron enchiladas (es decir, con mucho picor en la boca), mi padre sólo tomo uno pero aguantó la embestida. Yo, adaptado ya a las exigencias mexicanas, me tomé 6 chiles y ni me inmuté, como si no me picaran, echándole coraje y valor. Seguramente alguno de los presentes osará a modificar la historia, para desmentir públicamente mi resistencia a los chiles, no sé qué tipo de historias se inventarán, serán capaces hasta de decir que mis chiles no picaban, pero ninguno osó a probarlos. Bueno, y tras comer carne hasta más no poder, tocó irse a dormir, que al día siguiente algunos teníamos que ir al trabajo (y a lo mejor a trabajar).

Y creo que hasta aquí es todo lo que aconteció en la primera semana de estancia de mis padres, antes de que partiéramos a pasar unos días en Colima, en casa de Gaby, con sus padres y hermano.
Bueno, se me olvidaba decir que Gaby se fue un día a hacer deporte, a unas tierras que su padre tiene por Manzanillo, y ese día llegó a casa cansada, e incluso más delgada. Las tierras están a menos de 100 metros de casa, y simplemente fue a comprobar que estaban limpias de matojos. Pero como siempre va a todos los sitios en coche, antes de ir le pregunté que si iba a ir andando, muy sorprendido yo, y me dijo que sí, que estaba hay al lado. Y con esto empezaron las risas en torno a su duro ejercicio. Menos mal que se lo ha tomado bien, aunque creo que me quiere echar de mi habitación al patio, según he podido oir en algunas ocasiones. Me aferraré a mi cuarto para que no me lleve fuera. Ya os contaré donde acabo.

viernes, 11 de mayo de 2007

RICO RICO, Y CON FUNDAMENTO.

¡¡¡Manda huevos!!!
Mi primera tortilla española, la primera que he hecho en mi vida, la hice hace 2 días en México, creo que no hubiera sido necesario venir hasta acá para hacer una, pero las cosas son así.
Bueno, pues tras saber la teoría a la perfección: patatas, cebolla y huevo; me dispuse a realizar tan típico plato español. Me entretuve pelando las patatas y cortando la cebolla, mientras Gaby estaba supuestamente estudiando. Pero su inquietud y poca ganas de estudiar hacían que se levantase cada 2 por 3 para "ver cómo se hace la tortilla". Primero puse a dorar la cebolla, lo cual fue acompañado por la primera visita de Gaby. Luego la saqué (la cebolla de la sartén) y eché más aceite para freir las patatas, segunda visita de Gaby. Cuando las patatas estuvieron más o menos fritas en su punto óptimo, las saqué de la sartén para poder eliminar algo de aceite, tercera y cuarta visita de Gaby. Luego volví a echar cebolla, patatas y huevo, en este caso no sé si 4 o 5 huevos (todo a ojo, sin saber cual es la proporción adecuada de patata-huevo). Quinta visita de Gaby. Cuando ya estuvo hecho por uno de los lados, la multivisitante-estudiante se hizo con mi cámara para ver el progreso de la acción:


Tortilla hecha por una lado, es hora de voltearla.

El chef volteando la tortilla de manera magistral.


Tortilla tostadita por un lado...

y por el otro también.
Gaby, supuestamente estudiando (haciendo que estudia).

Bueno, y eso creo que es todo, me salió una tortilla con no muy buena pinta, pero rica rica. Tendré que ir perfeccionando mi técnica. Para los curiosos, Gaby estudia medicina tradicional china, y como estudia en alto (a veces) se escuchan palabras muy raras: fensui, yinyan, tamagochi, picachu, godzilla...

Vacaciones por el centro del País (V)- MUSEO ARQUEOLÓGICO Y ZOO.

Tras pasar una noche “movidita” en la Terminal de autobuses Norte de México DF, y apenas dormir un par de horas, debido a que los putos guardias me despertaban porque no permitían dejar a gente acostada en el suelo, llegué a Cuernavaca. Aquí pasé el día con Santiago y Noemí, compañeros de clase, y como ellos se volvían por la noche a Manzanillo, regresé de nuevo al DF. Llegué tan sobado que todavía no sé cómo pude llegar sano y salvo al hotel, me bajé del autobús superdormido, deambulé por el metro y las calles céntricas y por fin llegué al Hotal Alfayate. Aquí estuve alojado días antes, y curiosamente, esta noche me cobraron 100 pesos menos porque solo iba a usar una de las camas de la habitación doble, descuento que días antes no me hicieron, por lo que me lo cobré con una hermosa toalla-recuerdo.
Bueno, pues tras recargar energías, me dispuse a abordar mi objetivo final: el Calendario Azteca o Piedra del Sol, una piedrota de 3.6 metros de diámetro y 25 toneladas de peso. Está algo deteriorada porque allá por 1790 se les ocurrió ponerla en el costado de una de las torres de la catedral, y allí sirvió de blanco para soldados e incluso el lanzamiento de inmundicias de la gente. Actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Arqueología.


Pues tras agarrar el metro, donde encontré algún monumento prehispánico y una guía en el suelo para ciegos (cosa que no estaría mal importar), llegué a lo que pasé a denominar “El Parque del Retiro, Versión Mexicana”. Para aclararos un poco, lo de la guía para ciegos no es más que un surco en el suelo por donde llevan su bastón, y así saben por donde ir. Está puesta de tal forma que no se choquen con ningún obstáculo de la pared ni nada por el estilo (si no no valdría para nada, solo para dejar moratones en ciegos).

Cerca del museo que pretendía visitar, está ubicada una estatua de más de 70 toneladas de peso del dios Tlaloc, anteriormente nombrado en mis crónicas.

Una vez dentro del museo, me topé con una exposición temporal acerca de la cultura mesopotámica y persa. Se trataba de una exposición realmente interesante, con gran cantidad de hermosas piezas, e incluso algunas partes interactivas donde te podías sentar en un cuarto típico de mezquita a leer textos de cuentos de épocas pretéritas. Realmente me levantó el gusanito de visitar la antigua mesopotamia, pero creo que ahora no es buena época, debido a las tensiones terroristas de la zona. Habrá que esperar.


El Museo Nacional de Antropología es simplemente INMENSO, trata de todas las culturas existentes en México desde la prehistoria hasta la actualidad, exceptuando la cultura occidental. Actualmente hay diversas tribus o grupos étnicos con costumbres y hasta dialectos propios, alguna de ellas aisladas en tierras altas, donde disfrutan de su ritual del Peyote, muy deseado por mucho jóvenes occidentales. La verdad que la cantidad de información y culturas era tan numerosa que me saturé, así que me embarqué en encontrar la causa por la que me encontraba allí. También estaba cansado porque llevaba 4 días viajando de un lado para otro viendo cosas a cual más hermosa, y ya era incapaz de abarcar mucho más, pero creo que si tengo chance volveré a visitar este museo.


Piedra del Sol o Calendario Azteca (en otra ocasión os explicaré su significado)

También me adentré a una exposición de pintura, con un estilo muy peculiar, siendo este el único cuadro que llegó a agradarme.

Y tras esta saturación de información, me fui al zoo. Recomendación: si es sábado procurar no ir al zoo. Los sábados no hay colegio, así que podéis ir sacando conclusiones de lo que tuve que soportar, y así me quedé, con esta cara de pánfilo.


Chango con changuito (mono con cría)

Y tras comprobar que los zoos siguen sin gustarme mucho, me dí un paseo por “El Retiro Mexicano”, donde me crucé con más de una ardilla.

Tras esto volví al museo a recoger mi mochila, y me encontré de nuevo con los voladores de Papantla, pero esta vez con alguno de los edificios más altos de México de fondo.


Pasado el espectáculo me fui a mi conocida estación de autobuses, y esperé al bus leyendo un libro, cosa que me amenizó muchas largas esperas. Luego, en el autobús, tocó dormir, y dormí tan bien que cuando desperté sólo quedaban 5 personas en el autobús, porque el resto se había bajado en Colima, menos mal que yo iba al final del trayecto (de 11 horas). Y aquí se acabaron mis 2 semanas de vacaciones, pero no mis periplos por tierras aztecas. Ya os hiré contando.

martes, 8 de mayo de 2007

Vacaciones por el centro del País (IV)- EL TAJÍN.

Tras muchos días de ¿descanso?, o mejor dicho frenética actividad turístico-gastronómica en compañía de los originales de mi acervo genético (es decir, para los no biólogos o los biólogos de poca calidad, mis padres), continuaré relatqando mi viaje por el centro del país, y luego proseguiré con la estancia de mis padres por acá.


Con este elaborado mural en relieve (ni siquiera lo muestro entero porque algunas fotos podían haberme costado una fusión con el asfalto o algún vehículo) se me fue dada la bienvenida al centro arqueológico de “El Tajín”, sitio que posee varias piramides, palacios y varias canchas de juego de pelota. La más conocida piramide de este sitio esla llamada Piramide de los nichos, la cual posee 365 nichos que, según los arqueólogos, representan un calendario. La ciudad de Tajín fue la capital del estado Totonaca. Tajín significa Ciudad o Lugar del trueno el el Lenguaje Totonaca. Se piensa que Tajín también fue el nombre de algún dios totonaca.

Bueno pues tras llegar a la zona de restaurants, tiendas de regalos y demás puestos ambulantes, tuve la suerte de poder deshacerme de mi pesada carga, la mochila que me acompañó de un lugar a otro del centro de la República Mexicana. Tras dejarla en el guarda bultos me dispuse a visitar cómodamente el lugar, aunque su cercanía a la selva hacia que el calor y la humedad fueran casi insoportables. He de aclarar que todo este complejo de pirámides se han tenido que liberar de la selva, pues hasta hace poco cientos de árboles y plantas lo tapaban de forma que era casi imposible detectarla desde la lejanía, o incluso a pocos cientos de metros.
Nada más llegar, en la lejanía se divisaban gran cantidad de pirámides y estructuras, a cual más hermosa (y no me refiero a la señora de gorra roja de la foto).
Ostias, han pasado tantas cosas y tiempos desde que fui que no seré muy riguroso al contar mi historia, así que imaginaros que lo que os digo es verdad, aunque seguramente será lo más parecido a la realidad que podré decir.
Lo primero es que la magnitud del lugar, así como la gran cantidad de estructuras visibles e incluso semiabsorbidas aún por la vegetación selvática es impresionante, tanto que llegué a saturarme mentalmente, no daba abasto con mi cámara fotográfica, y era consciente que sería incapaz de plasmar con la grandeza se merece los lugares por los que anduve. Os aseguro que es mejor, muchísimo mejor, estar allí (siento tener que hacer que la envidia se apodere de vosotros, pero es cierto, es imposible describir el lugar o lo que siente uno al estar allá).
Por lo tanto, en vez de perder tiempo y esfuerzo hablando, os dejo con las imágenes.








Y para que veáis lo bueno y piadoso que soy, os agrego un mapa-guía superguapo para que os hagáis una idea del tamaño del recinto, asi como de la localización de lo que muestro en mis fotos. Ándale, que sea de vuestro agrado. (os recomiendo pinchar en la foto)

En este plano-maqueta no abarco un pequeño templo, el cual está cerrado al público, situado en una colina en la parte arriba-derecha de la foto.

Tras salir de aquí, me percaté de que había un poste adaptado para su uso por los típicos voladores esos que se cuelgan boca abajo, los llamados “voladores de Papantla”. Así que mientras empezaba su actuación, compré unos souvenirs: una camiseta (que me está un poco prieta) y un vaso tequilero (el cual se me rompió, como auguré al comprarlo, lo malo es que se me rompió al sacarlo de la mochila en mi habitación, ¡ya estaba en casa!).
Tras agarrar (no digo coger por costumbre) un buen sitio, esperé cámara en mano a los voladores. Tras un pequeño baile en tierra, todos menos uno comenzaron la subida. Ese uno era el recaudador de fondos, decía cobrar 10 pesos por persona, creo que estafó de esta forma a los que estaban a mi lado, por eso se quedaron sin mis 10 pesos. Mientras tanto, en lo alto continuaban con el ritual, 4 de ellos se ataban sendas cuerdas a la cintura, y las empezaban a enrollar alrededor del poste. Tras esto, el quinto hombre empezó de nuevo a tocar su tamborilete y flauta, como hizo abajo, pero ahora en las alturas. IMPRESIONANTE cuando empieza a zapatear medioencorvado en las alturas. Tras una breve espera, los 4 fantásticos se lanzan al vacío, y descienden lentamente mientras giran alrededor del poste, con la musiquilla del quinto hombre de fondo, resonando sobre la verde selva.










Y una vez que llegaron al fondo, comenzó otro espectáculo cerca y de inmediato. Unos ¿nativos? bailando al son de los tambores, con unos “cascabeles” naturales en sus piernas que sonaban al moverse, una demostración de energía y buena forma que también me gustó.



Tras todo esto me dispuse a volver al DF, pero un pequeño percance me hizo esperar 2 horas en la estación, lo cual provocó que llegara tarde al DF. Esto me hizo perder un bus que me llevaría a Cuernavaca, donde me esperaban unos compañeros de clase, asi que tuve que pasar la noche en la estación de autobuses, y sufrir un par de temblores.
Pero eso ya está contado, en el próximo y último episodio de esta saga, mi visita al … y al ….