martes, 28 de septiembre de 2010

VACIONES EN MÉXICO. 3ª PARTE: GUANAJUATO.

...decidí encaminarme hacia el pueblo, porque pensé (sí, a veces lo hago, más de lo que debiera) que a lo mejor se tardaba algo en llegar al pueblo de Guanajuato desde la estación de autobuses. Y acerté. Algo más de media hora tardé en llegar, ya que Guanajuato, ciudad hermanada con Alcalá de Henares, se encuentra en un valle donde una de las pocas vías de entrada son túneles que atraviesan la montaña. Tras llegar al pueblo me dí un breve paseo, mochilas a la espalda y pecho, buscando la que iba a ser mi morada durante esa noche logré dar con ella. Y tras instalarme, es decir, dejar las cosas por ahi tiradas y coger lo esencial, fui en busca del que iba a ser mi compañero de aventuras durante al menos ese día. Ignacio Izquierdo. Resulta extraño porque es una persona a la que conozco desde hace mucho pero con la cual nunca he convivido. Algo similar me pasó hace 3 años cuando me vino a visitar a México mi amigo Javi, al cual conozco desde que teníamos 4 años, con el cual hablo desde que teníamos 6 o 7, y con el que creo que nunca hasta entonces había convivido durante varios días bajo el mismo techo. He de decir, indicar, señalar y reseñalar que Ignacio está inmerso en el que será una de las mayores aventuras, si no la mayor de su vida, está viajando alrededor del mundo, lleva ya desde mayo del pasado año fuera de España, lo cual a mi entender es algo increíble y muy meritorio. Y más si además nos regala infinidad de increíbles fotos y vivencias a través de su blog: http://www.ignacioizquierdo.com/blog/. Bueno, tras esta breve introducción prosigo con lo mío. En el hospedaje donde me quedé disponía de una terraza en la cual había refrigerador (frigorífico), microondas, fregadero y demás enseres para poder autosastifacer las demandas alimentarias que uno sufra. Y además de eso... unas vistas impresionantes. Lástima que al final no pude disfrutar de tales instalaciones, pero ya sé donde quedarme si en el futuro vuelvo a caer por esta hermosa ciudad.

Las vistas desde la terraza del hostal (Casa... no me acuerdo, pero viene en las guías de viajes)

Además, el dueño del hostal, que vivía allí, me dió un mapa de la ciudad y me explicó qué visitar, dónde comer y cómo y cuánto tardaría en llegar a la estación de autobuses (y me insistió en que fuera a ver la terraza). Tras todo esto contacté vía celular con Ignacio, desayune un poco y me fui al punto de encuentro, donde estuve esperando leyendo ese libro que me compré en Madrid por sólo 20 céntimos de euro y que sería mi entretenimiento en los ratos de descanso o inactividad (hasta que me lo acabé, y tuve que comprar otro más grande por 35 pesos, pero eso fue mucho después). El caso es que mientras esperaba, pensé en el riesgo que corría porque Ignacio llevaba en Guanajuato desde el día de antes, y como yo me iba a adaptar a su plan, podía quedarme sin ver algunos de los sitios más interesantes del lugar. Pero poco después, tras encontrarnos, saludarnos y ponernos al día de unas cosas y otras en un café, me confesó que el día de antes estaba todo cerrado, y que se dedicó a pasear por las calles cámara en mano y haciendo fotos. Ahora mismo no os puedo enlazar su entrada con estas fotos porque no la ha publicado todavía, pero seré frío y calculador y hasta que el no publique yo tampoco lo haré, y así pongo su enlace al final de esta entrada. Juah juah juah!!!.
Y café en mano en su mano y jugo de naranja en el mío, se fraguó nuestro plan de ataque para conocer la ciudad. Primero fuimos al teatro donde habíamos quedado, donde aparte que el teatro en sí no había mucho más que ver. Menos mal que me esforcé un poco y saqué una buena foto. ¿No?. Bueno, las luces quedan un poco estridentes, pero... no se puede hacer más.

El Teatro Juárez.

Después del Teatro Juárez fuimos en busca del Museo Iconográfico del Quijote, porque para los no cultos, os informo que el Quijote fue escrito por Miguel de Cervantes y Miguel de Cervantes nació en Alcalá de Henares (Madrid, España), ciudad vecina de Torrejón de Ardoz de donde soy natural; y como Guanajuato está hermanada con Alcalá de Henares pues es imprescindible que haya un museo dedicado al personaje literario más famoso salido de Alcalá de Henares, España e Iberoamérica. La verdad que lo que me gustó del museo es que mostraba numerosas interpretaciones realizadas por sendos artistas tanto pictóricos como escultóricos de Don Quijote y Sancho Panza. Yo llegué a pensar en cómo sería mi versión, y básicamente con una una linea vertical y un círculo la tenía hecha, pero seguro que alguien la ha pensado antes que yo, y sino ya tiene la ocasión de copiarme, pero hay que contextualizar la obra para que adquiera sentido (con esta frase hasta parezco inteligente). Como muestra de que a veces nos abandona la inteligencia, tras andar un poco por Guanajuato estuvimos mirando el mapa para encontrar el citado museo y tras mucho meditar nos dimos cuenta que lo teníamos enfrente. ¡Vaya dos!.
Y cómo no recuerdo con exactitud el orden de los acontecimientos de es día, citaré más o menos lo que nos ocurrió. Estuvimos paseando por el centro de la ciudad, visitando el "Callejón del Beso", donde una pareja similar a Romeo y Julieta vivían separados por motivos sociales pero él se fue a vivir enfrente de ella en un callejón donde asomándose un poco se podía dar un beso. Ignacio me tomó una foto emulando ese momento mientras gente de la calle me miraba extrañada debido a mi pose y comportamiento, pero esa foto no está todavía en mi poder. Lo siento. También estuvimos visitando el mercado y algunas tiendas de artesanías de la zona. Os dejo unas cuantas fotos:

Puesto donde se vende chile seco. Os aseguro que a parte de la fulana (que no significa lo mismo que aquí en España) de la izquierda existe otro vendedor oculto en la foto. ¿Lo ven?

Admiro a los electricistas de México, y esto no es de lo peor que he visto.

Esta es una porción de un cuadro hecho con abalorios, incluso llegué a ver la cabeza de un puma del tamaño de una fuente para ensaladas hecho con esta técnica. Impresionante la paciencia y horas echadas.

Después estuvimos comiendo molcajete con una amiga de Ignacio, y cuando digo molcajete me refiero a una piedra volcánica con forma de almirez gigante donde se sirve carne y verduras con dicha piedra todavía caliente. Riquísimo. Para más información PINCHAR AQUÍ (y para disfrutar de muchas más fotos). Después de comer, con el sopor de un estómago repleto de comida, el cansancio de haber estado pateando y el de estar en pie casi desde las cinco de la mañana, decidimos hacer lo más agradable que se puede hacer recién comido: ver las famosas momias de Guanajuato. Éstas tienen una antiguedad de pocos cientos de años, y se conservan tan bien porque fueron cuerpos que nadie reclamaba y se quedaron por años y siglos en una sala de un convento o abadía o algo así secándose cuán jamón cinco jotas. Por lo menos en la actualidad las exponen con sus mamparas de cristal para separarlas de los visitantes, pero hasta hace no muchos años estaban flanqueando un pasillo por el cual uno podía pasar, tocarlas, robarle la ropa o quitarle trozos de cuerpo, de ahí que cambiaran a la disposición actual. No sé si decir afortunada o desgraciadamente no se puede hacer fotos dentro, ya que tienes un guardaespaldas que vela por los derechos de imagen de las momias, pero os aseguro que no resulta muy agradable verlas ahí, hipersecas y frágiles. Las mujeres con los pechos caidos y vacíos, como dos globos desinflados. Algunos con (buah!,argh!, me dan arcadas sólo de pensarlo) sus vellos púbicos, la mayoría con la boca abierta de forma grotesca, muchos con restos de ropa y enseres... pero lo peor de todo fue ver a una embarazada y su feto fuera y a una rista de bebés que poco después de morir eran fotografiados (típica foto de estudio) en brazos de sus madres. Y tras este momento... macabro a la par que interasente, algo de aire venía bien.

Vista desde un poco más arriba del museo de las momias. A la derecha Ignacio en acción.

Después de respirar un poco de aire fresco, otra vez nos sumergimos en lo más profundo y oscuro del ser humano: una mina de oro y plata. Para ser más concretos, la entrada de una mina, los primeros 20 metros de unos 500 y algo que tiene la mina. El ambiente dentro de la mina... momentos de calor, momentos de frío, mucha humedad, falta de aire, falta de luz (porque se fue y el guía era el único que alumbraba, y no eficientemente, el camino) y mucha fatiga, sólo fueron 20 metros pero subir los empinados escalones en tales condiciones te dejaba en el chasis, ¡¡¡y eso que no veníamos de trabajar!!!

La entrada de la mina, y nuestra única fuente de luz.

Y como ya empezaba a anochecer, nos fuimos a un mirador para aprovechar la amplia gama de luces que transcurre en ese breve espacio de tiempo que es el atardecer-anochecer para hacer fotos de la ciudad.
Vista de la Catedral cuando anochece. Tengo material (en RAW) para intentar montar una panorámica nocturna, pero no tengo ahora tiempo ni inspiración. Algún día la haré.

Ya al caer la noche, tras un día muy intenso, mis capacidades psicomotrices alcanzaron el umbral basal y decidí huir hacia mis aposentos, dejando a Ignacio en manos de mexicanos ansiosos de chelas y micheladas.
Al mañana siguiente, miércoles primero de mes, nos dirigimos hacia San Miguel de Allende, ciudad Patrimonio de la Humanidad. Es una ciudad más ordenada arquitectónicamente hablando y menos colorida que Guanajuato, pero tenía su encanto, ya que se considera una ciudad con un ambiente típico mexicano. Y básicamente, lo que había que visitar no eran más que iglesias, catedrales y el históricamente importantísimo Santuario de Atotonilco. Y como esto se me esta entrada se me está alargando preocupantemente mucho, os dejo una serie de fotos.

Ignacio, en una de sus mejores poses.

Mis piernas, una de ellas algo resentida de tanto patear. Pero uno no se rinde tan fácilmente.

Velas, paz, tranquilidad, devoción, perdón.

El Santuario de Atotonilco, por fuera...

... y por dentro, repleto de pinturas por toda porción de pared.

Vista de la zona centro.

Mexicanos preparándose para las fiesta patria, intentado poner una bandera en el frontal del camión ¿justo en el radiador?, ¿en la entrada de aire?.

Hago un inciso para señalar la suerte que me acompaña habitualmente, porque en su momento yo reservé los vuelos del viaje simplemente basándome en los más económicos dentro de unas fechas más o menos predeterminadas. Pues resulta que sin querer me lo había planteado muy bien, porque el día 15 era el día de la Independencia de México (bicentenario) y de la Revolución (Centenario), lo que viene a ser la fiesta más grande, y más en el DF. Y justo al día siguiente tenía mi vuelo de regreso que partía el 16 (jueves) y llegaba a Madrid el 17: ¡¡¡el cumpleaños de mi madre!!!. Si es que, hasta sin querer salen las cosas muy bien.

Mexicanos típicos.

¡¡¡Tacos, gorditas, quesadillas...!!!

Cae la noche en San Miguel Allende.

Foto artística. Un componente de una de las numerosas bandas de mariachis que van tomando la plaza del centro con la nocturnidad.

Y cayó la noche.

Y bueno, esa noche fue cuando me saturé de tacos y padecí los efectos del exceso de picante, dando lugar a ESTE RELATO. La verdad es que no sé cómo no me llamaron la atención en el hospedaje donde estuvimos, porque mis continuas idas al baño generaban ruidos no muy agradables, e incluso en el baño de abajo la cosa resonaba más, ya que su forma encajada bajo las escaleras hacía amplificar los sonidos que... ya sabéis. La verdad es que Ignacio se rió mucho a mi costa, se le caía la lagrimita y todo. También esa noche me percaté del enorme esfuerzo y dedicación que emplea para mantener vivo su blog, ya que tarda un montón en seleccionar pocas decenas de fotos de entre el centenar de fotos que hace ¡cada día!, y aún más tarda en subir sus fotos (en tratarlas tiene una soltura que me dejó alucinado, pero supongo que la necesidad le hace a uno más hábil). Me llegó a contar que en el sudeste asiático se podía tirar perfectamente 3 horas para subir las fotos, pero ahí le tenemos, subiendo y actualizando su blog a toda costa y luchando a capa y espada contra todos los contratiempos que le puedan surgir. (AQUÍ es donde habla de Guanajuato y la historia de México, interantísimo). Como a la madrugada siguiente nuestros caminos se separaban, ya nos despedimos teniendo en cuenta que nos volveríamos a ver por tierras españolas, dentro de al menos un mes.
Bueno, y como ha quedado patente, si se es buen observador, uno se percatará de que Guanajuato me gustó más que San Miguel Allende, lo cual no quiere decir que éste me disgustara. Supongo que el colorido, el desorden urbanístico y la mayor oferta cultural y de espacios a visitar hace más atractiva Guanajuato.
Para terminar, dejo una foto que dedico a Ignacio, iba a hacer un esfuerzo creativo para pondré un título de esos poéticos cargado de significado, pero pensándolo mejor no lo estropearé con palabras, dejaré la foto, y un enlace para que lo disfrutéis.


"Crónicas de una Cámara"

4 comentarios:

Ignacio dijo...

Todo un placer Jose, todo un placer coincidir contigo, ver la ciudad y zampar tacos y más tacos en tu compañía. Recuerda que nos debemos una sesión de fotos. Mistaco nos espera!

:)

Un abrazo muy fuerte!!

Alesi Garcia dijo...

Vine acá por el blog de Ignacio y me resultó muy interesante tu plática, obviamente estilos diferentes, pero me gusta porque se complementan.

Gracias por visitar estas tierras.

monchoman dijo...

hola que tal, también referido de la página de Ignacio y con la curiosidad de enterarme del resto de la historia de este par :P. Que gusto que se hayan metido con las momias y en las minas espero que una experiencia interesante y que no te hayas perdido del grito de independencia digo ya estando en México :). Saludos.

José Francisco dijo...

Ignacio, sé lo de la sesión de fotos, mañana empezaré a ir al gimnasio para prepararme (y seguir abandonando esos kilos que tengo pegados como lapas a mi esbelto cuerpo).
Alesi, tienes razón, nuestros relatos se complementan, y eso que no lo hemos acordado. En 3 o 4 años, si todo va más o menos según lo esperado, estaré otra vez por allá de vacaciones.
Mochoman, lo del grito... pronto será contado.

Al resto, aún me queda mucho por contar, pero me he tomado un pequeño descanso. Puede que este finde vaya sacando cosillas.

Gracias por sus comentarios.

Hasta otra!!!