martes, 8 de mayo de 2007

Vacaciones por el centro del País (IV)- EL TAJÍN.

Tras muchos días de ¿descanso?, o mejor dicho frenética actividad turístico-gastronómica en compañía de los originales de mi acervo genético (es decir, para los no biólogos o los biólogos de poca calidad, mis padres), continuaré relatqando mi viaje por el centro del país, y luego proseguiré con la estancia de mis padres por acá.


Con este elaborado mural en relieve (ni siquiera lo muestro entero porque algunas fotos podían haberme costado una fusión con el asfalto o algún vehículo) se me fue dada la bienvenida al centro arqueológico de “El Tajín”, sitio que posee varias piramides, palacios y varias canchas de juego de pelota. La más conocida piramide de este sitio esla llamada Piramide de los nichos, la cual posee 365 nichos que, según los arqueólogos, representan un calendario. La ciudad de Tajín fue la capital del estado Totonaca. Tajín significa Ciudad o Lugar del trueno el el Lenguaje Totonaca. Se piensa que Tajín también fue el nombre de algún dios totonaca.

Bueno pues tras llegar a la zona de restaurants, tiendas de regalos y demás puestos ambulantes, tuve la suerte de poder deshacerme de mi pesada carga, la mochila que me acompañó de un lugar a otro del centro de la República Mexicana. Tras dejarla en el guarda bultos me dispuse a visitar cómodamente el lugar, aunque su cercanía a la selva hacia que el calor y la humedad fueran casi insoportables. He de aclarar que todo este complejo de pirámides se han tenido que liberar de la selva, pues hasta hace poco cientos de árboles y plantas lo tapaban de forma que era casi imposible detectarla desde la lejanía, o incluso a pocos cientos de metros.
Nada más llegar, en la lejanía se divisaban gran cantidad de pirámides y estructuras, a cual más hermosa (y no me refiero a la señora de gorra roja de la foto).
Ostias, han pasado tantas cosas y tiempos desde que fui que no seré muy riguroso al contar mi historia, así que imaginaros que lo que os digo es verdad, aunque seguramente será lo más parecido a la realidad que podré decir.
Lo primero es que la magnitud del lugar, así como la gran cantidad de estructuras visibles e incluso semiabsorbidas aún por la vegetación selvática es impresionante, tanto que llegué a saturarme mentalmente, no daba abasto con mi cámara fotográfica, y era consciente que sería incapaz de plasmar con la grandeza se merece los lugares por los que anduve. Os aseguro que es mejor, muchísimo mejor, estar allí (siento tener que hacer que la envidia se apodere de vosotros, pero es cierto, es imposible describir el lugar o lo que siente uno al estar allá).
Por lo tanto, en vez de perder tiempo y esfuerzo hablando, os dejo con las imágenes.








Y para que veáis lo bueno y piadoso que soy, os agrego un mapa-guía superguapo para que os hagáis una idea del tamaño del recinto, asi como de la localización de lo que muestro en mis fotos. Ándale, que sea de vuestro agrado. (os recomiendo pinchar en la foto)

En este plano-maqueta no abarco un pequeño templo, el cual está cerrado al público, situado en una colina en la parte arriba-derecha de la foto.

Tras salir de aquí, me percaté de que había un poste adaptado para su uso por los típicos voladores esos que se cuelgan boca abajo, los llamados “voladores de Papantla”. Así que mientras empezaba su actuación, compré unos souvenirs: una camiseta (que me está un poco prieta) y un vaso tequilero (el cual se me rompió, como auguré al comprarlo, lo malo es que se me rompió al sacarlo de la mochila en mi habitación, ¡ya estaba en casa!).
Tras agarrar (no digo coger por costumbre) un buen sitio, esperé cámara en mano a los voladores. Tras un pequeño baile en tierra, todos menos uno comenzaron la subida. Ese uno era el recaudador de fondos, decía cobrar 10 pesos por persona, creo que estafó de esta forma a los que estaban a mi lado, por eso se quedaron sin mis 10 pesos. Mientras tanto, en lo alto continuaban con el ritual, 4 de ellos se ataban sendas cuerdas a la cintura, y las empezaban a enrollar alrededor del poste. Tras esto, el quinto hombre empezó de nuevo a tocar su tamborilete y flauta, como hizo abajo, pero ahora en las alturas. IMPRESIONANTE cuando empieza a zapatear medioencorvado en las alturas. Tras una breve espera, los 4 fantásticos se lanzan al vacío, y descienden lentamente mientras giran alrededor del poste, con la musiquilla del quinto hombre de fondo, resonando sobre la verde selva.










Y una vez que llegaron al fondo, comenzó otro espectáculo cerca y de inmediato. Unos ¿nativos? bailando al son de los tambores, con unos “cascabeles” naturales en sus piernas que sonaban al moverse, una demostración de energía y buena forma que también me gustó.



Tras todo esto me dispuse a volver al DF, pero un pequeño percance me hizo esperar 2 horas en la estación, lo cual provocó que llegara tarde al DF. Esto me hizo perder un bus que me llevaría a Cuernavaca, donde me esperaban unos compañeros de clase, asi que tuve que pasar la noche en la estación de autobuses, y sufrir un par de temblores.
Pero eso ya está contado, en el próximo y último episodio de esta saga, mi visita al … y al ….

3 comentarios:

Ignacio dijo...

Madre mía!!! Que pasadaaaa!!! :)

Muy bueno el mapa explicativo. Me gusta mucho ver como te lo curras figura! :)

Efectivamente, no es lo mismo ver las cosas en fotografía que estar en el sitio, pero aún así y aunque me coma la envidia, se puede disfrutar en menos medida con tus fotos! :)

Anónimo dijo...

Felicidades gran peque.
Te lo estás currando mucho y gracias a eso podemos seguir mejor tus andaduras por tierras del pacífico.
Gracias.

PD: recuerdos a los originales de tu acervo genético, ¿está bien así? ;-)

Anónimo dijo...

Sí, está bien así.
Gracias por vuestro apoyo.