Carnavales a Tope.
Jueves 19 de Febrero. Día 1. El inicio.
Todo comenzó un jueves, 19 de Febrero, día antes de la final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas en el Gran Teatro Falla; o, lo que es lo mismo, comienzo de los Carnavales. Ese jueves, dichoso jueves, fuí invitado a tomar algo en casa de Daniel, el brasileño del Máster (pero le llamamos Daniel, aunque él dice que es algo así como Daniael, pero ya ha asumido su nueva personalidad). Como apunte gracioso, siempre que hablamos entre nosotros soltamos la coletilla "joder macho" o "joder tío", incluso vía SMS. Pues prosigo, que me voy por las ramas; nos invitó a tomar algo en su casa, y todos pensamos que sería algo tranquilo, unas cervezas con gente del Máster. PEEEEEERO, no fue así, también fue gente del/de los Máster/s de sus 2 compañeras de piso, y más gente de no sé donde, y más gente a las 3 de la mañana, y LOCURAAAAAA!!! Eso parecía una discoteca, el alcohol no hacía más que surgir y brotar por todos lados, la gente se agolpaba por todos los lados, la música a todo volumen, y todo esto sólo puede tener un final: LA POLICÍA!!! Vino a avisarnos que se habían quejado del ruido, hasta 3 cohces, casi como en las películas del todopoderoso Hollywood; pero no sé por qué, si las ventanas estaban de par en par para ventilar el "Disco-Pub Daniel del Rei". Vamos, que a eso de las 4 o 5 de la mañana, los agentes de la autoridad nos invitaron a cerrar el chiringuito y me recogí a mi feudo en busca de descanso, que al día siguiente tenía clases por la mañana.
Viernes 20 de Febrero. Día 2. Clases y Falla.Me levanté ¿a eso de las 11?, pero seguía borracho (lo reconozco, soy alcohólico, pero ni anónimo ni recurrente, sólo ocasional, en grandes momentos y reuniones importantes). Supongo que la cata de 3 tipos de ron me pasó algo de factura. Me duché, no sin sufrir repentinos cambios de la horizontalidad del suelo del baño, pero me mantuve más firme que un surfista sobre la ola y no comprobé la escasa temperatura de las baldosas del suelo.
Tras la ducha no recuerdo haber desayunado, porque mi estómago (que creo que sólo tiene una vía de sentido único) seguía tocado pero por más que intentaba regurjitar los fluídos malignos que provocaban mi malestar de ahí no salía nada, así que me preparé para ir a clase.
El viaje en el autobus, FATAL, me empecé a encontrar peor. En una de las paradas me encontré a Chus, una amiga del Máster con la que coincidí la noche anterior, pero ella fue más racional que yo y se retiró pronto y en buen estado. Accedió a sentarse a mi vera, y a comentar algunas cosillas conmigo, pero reconozco que en ocasiones no atendía mucho porque estaba fatal, pero aún así me hizo más llevadero el viaje (encima pillamos algo de atasco!!!). Al bajar del autobús yo seguía medio ebrio, pero mantuve la compostura, y antes de ir a clase intenté de nuevo purgarme el estómago, pero seguía en sus trece y al final desistí. La clase, a ratos bien y a ratos mal, con pájaras de sueño y/o hambre, aunque realmente hablaba de algo interesante.
Tras esta primera clase por la mañana, un buen sandwich de pollo con patatas y aquarius (para reestablecer la omeostasis de mi organismo); y para digerirlo todo una buena siesta en el césped, me quedé tan sopa que al levantarme me habían abandonado mis compañeros de siesta. por la tarde creo recordar que la primera clase estuvo bien, pero la segunda se hizo eterna.
Tras este duro día letivo me fui a casa a cenar y echarme la siesta, porque a medianoche venía un contingente de Madrid dispuesto a darlo todo. Cuando llegaron y tras ocupar gran parte del pasillo de mi casa con sus cosas y la totalidad del suelo de mi cuarto con sus aislantes y sacos (esa noche dormiríamos 9 personas en un espacio muy reducido, es decir, en mi cuarto) nos fuimos con nuestros suministros de bebidas, hielos y vasos a la plaza del Teatro Falla, que era el punto de encuentro de esa noche del viernes. Dentro del treatro tenía lugar la final del concurso de agrupaciones carnavalescas (chirigotas, comparsas, coros y cuartetos) y en la plaza había una ingente concentración de personas borrachas, drogadas, mucha basura, meados por todos los sitios... vamos, un espectáculo un poco desagradable, pero al menos la gente iba de buen rollo y no había broncas (excepto dos gorilas que seguramente habían abusado de la coca y estaban envalentonados haciendo el paripé, pero no llegaron a las manos). También hubo lluvia de objetos al paso de un coche de policía, un hombre se subió a la escalera de un camión de bomberos que pasaba y fue también objeto de arrojamientos... y no sé, pero más desfases de esos hubo. Por ejemplo, al volver a casa vimos a un tío tan sobado en el escalón de un portal que algunos no pudieron superar la tentación de jugar un Tozudo, y algún que otro envase empezó a decorar a este sujeto, e incluso un contenedor de basura durante un breve momento, pero el buenhacer de la gente hizo que no se lo dejaramos encima.AVISO: nunca dejéis el coche cerca de una zona de mucha fiesta, si no lo queréis ofrecer como posavasos a un público muy entregado en hacer uso de él.
Sábado 21 de Febrero. Día 3. Fiesta de Disfraces.
Eran casi las 11 de la mañana y llevaba un rato dando vueltas en la pequeña parte de mi cama que no había sido invadida por Moddesto (un amigo de Madrid). Esa noche llegamos a eso de las 6 o así, pero yo ya no tenía sueño, así que me levanté y me encontré a otro inquilino en la misma situación, por lo que decidimos irnos a dar una vuelta. Yo quería churros para desayunar, pero como no los encontramos, pasamos directamente a tomar unas cañas, acompañadas con marisco de la zona. Estuvimos hasta eso de las 3 pateando todo Cádiz (con la tontería andamos un buen trecho) y tomando cañas, y luego nos reunimos con el resto de la gente para comer e ir luego a dar una vueltecilla hasta llegar a la la playa de la Calete, donde disfrutamos de un precioso atardecer y de la compañía de una argentino que hacía marabales con una raqueta, un cepillo y otra cosa que ahora mismo no recuerdo (se le daba muy bien). También tuvimos que soportar la presencia de un nudista que deambulaba por la playa con todo colgando (uf, que asco, y eso que no miré, os lo aseguro).
Tras todo esto empezó a refrescar, y nos fuimos al Burguer King a cenar (estaba hasta arriba de gente) y luego a casa para disfrazarnos, disfrazarnos de...VACAS!!!. Por el momento no tengo en mi poder fotos de todos disfrazados, pero os las haré llegar cuando las tenga. El caso es que a priori parace un buen disfraz, algo original, pero lo malo de comprar los disfraces es que existe más gente que compra ese disfraz, y este año debe se el año de la vaca o algo así, porque estuvimos toda la noche saludando otros rebaños y recibiendo comentarios tipo "¿es que ese disfraz lo regalaban comprando el pan o qué?", pero bueno la noche la pasamos muy amena, tocándonos las ubres en todo momento (os aseguro que es adictivo). En una ocasión estaba yo hablando por teléfono y un par de niñas vinieron a tocarme las ubres, sin importarles que estuviera ocupado, pero es una de las cosas que más me ha gustado de los carnavales de Cádiz, que interactúas con todo el mundo y nadie te pone mala cara por tocarle el disfraz o decirle alguna cosa acerca de su disfraz, o incluso si le pides que pose para hacerte una foto.
La noche del sábado de Carnaval es mítica porque está todo el centro de Cádiz hasta arriba de gente, en todas la plazas y calles y a cualquier hora hay decenas, cientos y miles de personas, TODAS disfrazadas (aunque sea con una caja en la cabeza con agujeros para ver). Lo único malo, que todo Cádiz huele a pis durante esa noche, pero menos mal que montan un servicio especial de limpieza y badeado de calles que hace muy bien su trabajo.
Esa noche, estuvimos en la Plaza Mina, uno de los numerosos centros de botellón de esa noche en Cádiz, y la verdad que todo muy bien, viendo disfraces muy originales, tomando nuestros cubatillas, charlando con gente (resulta que la mayoría también era de Madrid), compartiendo algunos momentos mi presencia con gente de clase, y al final derrotado después de unos días de mucho andar, ja ja, así que a dormir.
Domingo 22 de Febrero. Día 4. Día de descanso.
Este día está hecho para descansar, y así fue. Me levanté a eso de las 11 para despedirme de mis invitados madrileños, que se querían ir pronto porque por la tarde tenían partido de futbol, luego me volví a acostar y al mediodía estuve dando una vuelta viendo los coros y las chirigotas callejeras. La verdad que si la gente no se hubiera ido tan pronto hubiera disfrutado de lo más característico de los carnavales de Cádiz, pero eso no dependía de mí.
Lunes 23 de Febrero. Día 5.
Tras heber dormido lo estipulado para ser persona, me levanté y decidí adecentar un poco mi cuarto porque esa mañana venían mis padres y uno tiene que aparentar ser limpio y ordenado (aunque realmente lo sea). Cuando ya llegaron mis padres, y tras descargar todo lo que traían, (muchas de esas cosas eran para mí: bicicleta, libros, material de buceo, ropa, Risk del Señor de los Anillos... esto último a petición de Mercedes, aficionada al mundo del Señor de los Anillos, entre otras cosas) nos fuimos a dar una vuelta por el centro. Estuvimos viendo coros y chirigotas, y después de comer nos dió por dar un paseo por la playa, y con la tontería se nos fue de las manos y acabamos en Cortadura (la otra punta de Cádiz, es decir, nos recorrimos Cádiz a lo largo). Luego se barajó la idea de volver en bus, pero mi madre y yo decidimos que se podía volver andando, y así fue, volvimos andando (vaya paliza). Tras un cena casera no sé si legamos a salir a ver el ambiente nocturno o directamente nos fuimos a la cama, así que cada uno se invente esta parte de la historia o la ignore.
Por cierto, mi padre se disfrazó en carnavales, de 3 cosas diferentes, pero el disfraz que más me impactó fue este:
Algo raro pasa, no sé si es por culpa de la edad o por el estrés en el trabajo, pero mi padre cada día está peor de la cabeza, ya casi es un caso perdido.
Martes 24 de Febrero. Día 6. Día de playa.
Aprovechando la presencia de mis padres y un día aceptable de sol y nada de frío, fuimos a la playa. En principio íbamos a ir, o mejor dicho, yo quería llevarlos a la de Sancti Petri, pero por azares del destino acabamos en una playa de Chiclana de cuyo nombre no me acuerdo. El caso es que a pesar de hacer buen día, el agua estaba fría, pero fría de cojones, y mi madre y yo no aguantamos más de 5 minutos dentro, por lo que salimos a secarnos y tomar un rato el sol tirados en la playa, mientra mi padre leía la prensa.
Luego nos fuimos a comer a un chiringuito, y tras otro breve (esta vez fue más corto que ayer) paseo por la playa fuimos con el coche en busca de la playa de Sancti Petri, la cual encontramos llena de pescadores. Y tras un ratillo de chachara tirados en la arena nos volvimos para casa, no sin antes parar en un mercadona, donde mis padres me obsequieron con la compra más grande jamás realizada por mí en Cádiz, y que llegó a emocionarme tanto que casi lloro. Llevaba tiempo sin ver tanta comida junta, y ello se debe a que voy comprando lo necesario para la semana, porque no puedo cargar con mucho más y además porque luego se me va el panchito y se me pone la comida mala, cosa que nunca me ha gustado (el que se te ponga la comida mala, no por tirarla, sino porque hay gente que no se puede permitir el lujo de tirarla).
Lo que no recuerdo es si luego salimos a dar una vuelta por la noche, o salí con los de clase o ninguna de los dos (entre la lejanía en el tiempo, el gran cúmulo de sucesos y el factor nocturnidad me resulta difícil recordar algunas cosillas). Aunque pensándolo bien creo que hice una breve visita a Casa Daniel (esta vez no era el "Disco-Pub Daniel del Rei", más bien "La Tasca de Daniel"), y tras un rato de charla con gente del Máster y alguna planificación de cara al fin de semana me fui ¿temprano? para casa, que al día siguiente me iba a la Sierra. Dios, también me he acordado (estaba escribiendo ya el día del jueves, pero he retornado sobre mis pasos) que estuve viendo la quema del Dios Momo con mis padres, que no es más que un pequeño concierto de los ganadores de la gran final del viernes para luego quemar un muñeco de cartón piedra que representa al Dios Momo, la personificación del sarcasmo, las burlas y la agudeza irónica.
Miércoles 25 de Febrero. Día 7. Día en la Sierra.
Nos levantamos temprano para aprovechar el día. La idea era ir a Grazalema con mis padres y realizar una ruta. Yo en principio quería hacer una ruta por la sierra, más concretamente por un pinsapar (para los que no lo sepan, un pinsapar es un bosque de pinsapos, y un pinsapo es un tipo de abeto cuya distribución es más septentrional, siendo el enclave de Grazalema de gran interés botánico por ser el pinsapar más al sur de Europa. Aprovecho este inciso también para indicaros que la Sierra de Grazalema es la zona más húmeda y lluviosa de toda España, y no Galicia, como deben pensar la gran mayoría de la gente), pero para realizar esta ruta había que pedir un permiso a la Junta o a Medio Ambiente (aprovecho para decir que medio ambiente es rebundante, es como decir delantal mandil, o coche carro, o agluna de esas cosas). Tras este varapalo, decidí hacer una ruta que te lleva a una preciosa laguna, pero algo no sucedió como debía. Tras visitar brevemente Grazalema y redesayunar una buena tostada con café con leche (me había tirado todo el camino dormitando, porque supongo que llegué un pelín tarde la noche anterior). Tras este desayuno contundente comenzamos la rutilla, disfrutando de la compañía de diversas aves, de perros, de cabras y de vacas, como en toda buena ruta por el campo que se precie. Y tras andar y andar, llegamos al final del camino (creo que es la primera vez que llego al final de un camino), y nos encontramos un par de casuchas con sus terrenitos y sus animales de granja detrás de un pequeño monte, estaba como perdido de la mano de Dios; y la laguna???, ni idea, nos debimos confundir de camino en algún momento. Como no podíamos seguir hacia delante, nos dimos la vuelta, y decidimos volver al coche (sin ver la laguna que debía haber protagonizado la ruta) pero parando previamente para engullir unos bocatas de jamón y queso.
Como nuestra ruta había sido más corta de lo esperado, fuimos a visitar la cercana ciudad de Ronda, famosa por... según dijo mi padre su puente y cañón, con las casas adosadas al desfiladero.
Por la noche salí un ratillo por la Viña a ver chirigotas y demás cosas con Daniel, y coincidió que había un concurso que estuvimos viendo un rato. Luego me fui a casa, algo tarde, porque a la mañana siguiente me esperaba un bonito día de muestreo. Mierda, ha vuelto a mí el desorden mental, realmente no sé si estuve con Daniel esta noche o a la siguiente, aunque me decanto más por esta, pero... no sé, no sé siquiera si es relevante para mi historia, el caso es que no sé si el jueves o el viernes por la mañana mientras muestreaba me acordé de Daniel por haber aguantado tanto por la noche. ¡Joder macho!.
Jueves 26 de Febrero. Día 8. Primer intento de muestreo.
Tras una noche inquieta (creo) fui a muestrear, a eso de las 9 creo que habíamos quedado. Tras ir a la facultad y meter el material en la furgoneta (propiedad de la UCA) no sin antes pelearnos con bolsas y bidones de 5 litros voladores, ya que el viente estaba jodón, fuimos en busca de nuestro punto de muestreo. ¡¡¡PERO!!!! ¡¡¡no pudimos llegar!!! Había un charco de gran envergadura que bloqueaba nuestra única vía de acceso a tan preciado lugar de muestreo. Tras alguna cavilación por parte del profesor (Fernando G. Brun) y mi compañera de batalla (Vanessa) se decidió ir a un lugar alternativo, pero el viento era tan fuerte que tuvimos que desistir y dejarlo para otro día.
Aproveché entonces las disyunción (no sé si está bien empleado este término, pero da lo mismo) para sacar un par de libros de la biblioteca, uno de Geología de Márgenes Continentales y otro de Cambio Climático, para intentar cultivar un poco mi mente. También aproveché el resto de la mañana para ordenar un poco mis apuntes y mis cosillas de clase.
Luego, por la tarde, después de comer ¡¡¡lentejas de mi madre!!! no sé que sucedió, así que nada, dejare una laguna (¿la que no vimos?) en este espacio temporal.
Viernes 27 de Febrero. Día 9. Día de muestreo y llegada de refuerzos.
Este día me tocó madrugar y pringar. Tras estar de 10 a 12 cogiendo muestras en la costa tocó más trabajo en el laboratorio. Os comento brevemente en que consistió todo. Por la mañana era sacar un cubo de unos 20 cm de arista de sedimento (fango) en diversos puntos, que al final, con la locura que le dió a Fernando (el profesor o, mejor dicho, director de mi Tesis de Máster) se convirtieron en 18 puntos: 6 en sedimento desnudo, 6 en zonas con diferentes densidades de Zoostera noltii y 6 en zonas con diferentes densidades de Cymodocea nodosa. Una locura, la verdad, la pobre Vanessa y el pobre de mí con las manos rojas del frío del agua, sacando y lavando muestras, mientras Fernando se dedicaba a hacer fotos tirado por el suelo con su pedazo de cámara y teleobjetivo. Todavía no me ha enseñado esas fotos, pero espero que alguna fuera buena porque tuvo tiempo de sobra para ello. El caso es que tras todo este duro trabajo fuimos a la facultad, y nos tomamos un pequeño descanso para desayunar y coger fuerzas para lo que nos esperaba: separar los bichos vivos que hubieran en las ¡18!, ¡sí! ¡DIECIOCHO!, muestras. Parece fácil decirlo, pero estuvimos hasta cerca de las 5 de la tarde, o más, haciendo dicha labor sin apenas descanso. El caso es que yo ya estaba más quemado que la pipa de un indio y ya me dirigí a casa, pero antes llamé a mi madre para avisarla que llegaba en 30 minutos, porque ella tenía las llaves de casa.
Llegué, no 30, sino 60 minutos más tarde, y... en casa... ni Dios!!!. Yo venga a llamar al telefonillo, al teléfono de casa, a los móviles de mis padres, pero nadie daba señales de vida, yo ya estaba enfureciéndome, con la ganas que tenía de ducharme y descansar un rato y yo allí, tirado en la calle. Al rato ya aparecieron mis padres y mis tíos (que habían llegado esa tarde de Granada para pasar unos días en Cádiz), y mis 2 padres, tras ver mi cara de enfado, me salieron con: " pues estábamos allí, en la cafetería de más arriba", a lo que no pude sino contestar: "claro, soy adivino y sé donde estábais, no te...". Vamos que mi madre la lío parda y el único afectado fui yo.
Ya una vez en casa estuve un rato hablando con mis padres y tíos, y luego se fueron a dar una vuelta y yo aproveché para descansar y ducharme, porque luego había quedado con la gente del Máster, y en parte tenía ganas de salir por 2 razones: estaba muy quemado de un día de mucho trabajo y contratiempos, y además, iba a salir también gente del Máster que llevaba días sin ver y me apetecía pasar un rato con ellos. Así que nada, salí, lo pasé muy bien, estuvimos viendo de todo: coros, chirigotas, gente... y a eso de las 2 me regresé a casa, porque mis padres me iban a dar las llaves. Fui acompañado por Chus & company (no recuerdo su nombre, así que para ponerlo mal no lo pongo), Helena, Carlos y Elena (la de Carlos); en principio iba a coger las llaves de casa, nos ibamosa dar una vuelta por el Pópulo (barrio de detrás de la catedral, al lado de mi casa) y luego ya cada uno para casa, pero antes de que yo subiera a casa la gente empezó como a marear la perdiz y a decirme que si...no hay mucha gente por acá, no se qué., no se cuantos.. y vamos, yo salí por la tangente y dije que si se querían ir ya para su casa que no pasaba nada, que yo me subía a la mía y todos contentos, y así fue. Aproveché también para estar un rato con mis tíos y luego fui a dormir, que a la mañana siguiente nos esperaba día movido.
Sábado 28 de Febrero. Día 10. Nos vamos al extranjero.
Mí tía tenía ganas de vistar Gibraltar, así que esos eran los planes del día. Y tras una hora larga de viaje llegamos al sitio, pasamos la frontera y estuvimos paseando y viendo tiendas, y comprando poca cosa, sobretodo tabaco que sale muy barato. Tras estar hartos de andar y ver como mi tía y mi madre no hacían más que en tiendas tipo bazar o 20 duros o chinos, decidimos buscar un sitio para comer carne. Al final acabamos en un cuchitril, la verdad que era un cuchitril, comiendo filete de ternera con huevo frito y patatas. El sitio era angosto, y estábamos sentados al lado de la cocina, angosta también, tan angosta que la cocinera hizo los 5 filetes en 2 tandas porque no tenía espacio. La comida realmente estaba rica, y como contras he de citar que no tenían pan, sólo pan de molde (lo cual irritó un poco a mi tío) y que mi cocacola tenía menos gas que un vaso de leche con colacao (Dios, las marcas nos controlan, debería haber dicho refresco de cola y cacao en polvo, pero he logrado evitar decir pan bimbo). Tras la comida buscamos, no sin dar mucha vuelta, un sitio donde tomar café, y tras tener ciertos problemillas con nuestro escaso conocimiento del inglés y el escaso conocimiento de castellano de la camarera logramos tomar lo que queríamos, eso sí, mientras comenzaba a chispear (estábamos en una terracilla), pero aguantamos la embestida. Por cierto, si no sabéis hablar una lengua, no cometáis el error de que cuando llegue la camarera con la cuenta quedaros los 5 diciendo "yes, yes" como si fuerais grandes conocedores de la lengua inglesa.
Y poco más, nos chupamos un buen atasco para salir de Gibraltar, después de llenar el depósito (porque está más barata la gasolina o gasoil, según el coche que se utilice) y algunos de soltar lastre en la gasolinera. Una vez en Cádiz aparcamos en el quinto coño, andamo un buen trecho en dirección opuesta casa para cenar, y al final nos volvimos en el autobús, que las piernas estaban ya muy fatigadas.
Por la noche, a pesar de estar cansado de todo un día de andar y parar, andar y para y andar y parar, decidí salir un rato de fiesta (aunque tuve que echarme media horilla en la cama para ser persona). Además ya era la última noche y había que quemar los últimos cartuchos de energía.
Esa noche, junto a la del sábado pasado, es la noche en la que la gentes se suele disfrazar, y para no quedar mal, nos pintamos las caras en casa de Daniel (que ya la considero mi segunda casa). Tras maquillarnos (yo iba de payaso, ¿triste o feliz?) nos fuimos a la viña, y la verdad que fue una noche amena y divertida, aunque tampoco me coy a extender mucho, os dejo una serie de fotos y videos.
Domingo 1 de Marzo. Día 11. Paseo en barco.
Esa mañana, tras medio guardar algo del equipaje, nos fuimos a intentar llegar al Puerto de Santa María en barco. Se suponía que salía un barco a las 12, pero era mentira, salió a menos cuarto y ya habíamos llegado tarde. Nos recomendaron darnos toda la vuelta en el puerto para ir a la otra punta desde donde salía el "Vaporcito", un barco con cierto encanto, pero tras esperar mucho tiempo sentados nos dijeron que no se qué o a qué hora salía, y de nuevo regresamos al primer sitio para coger el barco de las ¿2?, no recuerdo, pero vamos que ya se nos había hecho tarde.
Una vez en el Puerto, tras apenas 30 minutos de viaje (aunque mi padre nos había dicho que tardaba casi una hora, que exagerao!!) decidimos dejarnos de paseos y mierdas de esas, que ya estábamos cansados, y fuimos directamente a engullir. Y tras una comida muy copiosa, nos volvimos al puerto (estaba al lado) a esperar el barco de vuelta.
Panorámica entrando al puerto de Cádiz.
Una vez en Cádiz, mientras mi tío y mi padre iban a por los coches, que seguían en el quinto coño y por eso fueron en autobús, mi tía, mi madre y yo nos fuimos para casa porque ambas dos tenían que hacer el equipaje para cuando llegaran sus respectivos maridos con sus respectivos coches y poder irse a sus respectivas casas (mis padres harían noche en casa de mis abuelos, en Bailén). Pero antes de doblar la esquina que lleva a mi casa nos topamos con la comparsa de los Trasnochadores, de la cual mi madre se sabía un estribillo que llevaba todo el día cantando, (bocaítoh, bocaítoh, bocaítoh, ay bocaítoh) así que a pesar de las prisas estuvimos un rato viéndoles y escuchándoles.
Notas del autor.
Siento haber metido una entrada tan larga, pero veía mejor ponerlo todo de golpe y porrazo que en partes por 2 razones, para no ir publicando poco a poco y se pierda la linealidad y fuerza del contenido, y la otra razón para aglutinar en una sola entrada la intensidad de una semana plagada de actividad y buenos momentos, en compañía de mucha gente, tanto de aquí de Cádiz como de fuera. Todo esto me pasó factura en la semana siguiente, en la cual estuve liadísimo separando plantitas y midiendo sus hojitas, lo que hizo que entrara todos los días a las 9 o 10 de la mañana, excepto el viernes que entré a las 12:30, para salir a las 9 de clase (excepto el martes que hice toros a última hora porque estaba tan quemado, rayado y cansado que apenas comí, como bien saben algunas). Y por ello, hoy sábado me he dedicado a descansar, aunque también he puesto una lavadora, he barrido y fregado la casa... y alguna cosilla más me ha tenido liado también hoy.
También he querido acabar hoy la entrada (este extenso relato) porque mañana generaré nuevas noticias y espero que con buenas fotos, pero eso lo dejaré como interrogante, y espero que quien sepa por donde van los tiros me guarde el secreto, y os deje así intrigados (o no).
Muchas gracias por su atención y paciencia, y espero verme agraciado con vuestros siempre apreciados comentarios (aunque sean escasos, por ahora).
3 comentarios:
Dios que post más míticooooo!!!!
Impresionante curro, Jose! A ver que no se por donde empezar. Efectivamente, este año es el año chino de la vaca, lo cual hace que cuando compreis los disfraces en los todo a un euro, acabéis siendo parte de la tradición mandarina. :)
Como es eso de que habéis estado en Gibraltar, tierra de ingleses y no habéis comido un fish and chips? :) Visteis los monos?
No voy a hacer ningún comentario de la foto del Rodri de caperucita. A pesar de que podría escribir sin límite. Glorioso.
Dormiste con el Modes? Que tal tus oidos? Reconoce que todavía te pitan... normal normal...
:)
Fantástico post, me has entretenido todo el desayuno...
Ja ja, me temía lo del año chino de la vaca, y aquí también lo han celebrado inconscientemente (y yo también, que soy algo inconsciente).
En cuanto a lo de Fish&Chips, a mi tío se le antojó carnaca, y además en el Fish&Chips que entramos no nos trataron muy bien que se diga, así que nos fuimos con los refrescos en la mano porque teníamos prisa. Es que nos dijeron que las tiendas cerraban a las 2, pero nos hicieron la 13-14. Y a los monos no subimos porque llovía y nos sangraban un poco en el teleférico.
En cuanto a la citada foto, prefiero no comentarla, por ahora.
Con el Modes bien, no le escuché, eso sí invadía mi territorio y casi le beso el sobaco durante la noche.
Y ya está, me agrada haberte alegrado el desayuno, realmente estuve varios días (y muchas horas) pariendo a este bicho, pero mereció la pena.
Muchas gracias por tus palabras, y que todo siga bien por tierras niponas (te suelo leer, pero me da pereza comentar, ja ja, lo siento).
impresionante todo el relato y las fotos sin comentarios, pero ya te ajustare la cuentas cuando vuelvas.
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