Un día de anécdotas.

Anécdota 1.

Eran cerca de las 10 de la mañana, y estuve desayunando con Eddie y Helena (mis fans número 2 y 1 respectivamente, de este presente blog) y como íbamos con Ikatz, la perra de Helena, decidimos desayunar en la terraza de una cafetería. El caso es que una vez terminado el desayuno, Eddie y yo llevamos las cosas a la barra, y tras el agradecimiento por parte del camarero, que alega que para eso estaba él pero que lo agradecía, dijo que nos iba a contratar (en plan coña). Yo, como persona tímida que soy, le dije: "Ah sí, pues yo estoy buscando trabajo para verano"... bueno, os pongo mejor el diálogo:
Camarero: Muchas gracias, os voy a tener que contratar
José: Ah sí!, pues yo estoy buscando trabajo para verano
C: ¿Si?, pues yo a lo mejor cojo gente en verano, ¿que querías, jornada parcial o completa?
J: No lo sé, depende.
C: ¿vives por aquí?
J: No vivo en el centro, pero me puedo venir en bici (aclaraciones: estábamos en la entrada de Cádiz, es decir, lejos del centro; la bici no la cojo desde que era niño, pero hoy reestrenaré la mía que tengo aqui)
C: Pues tráeme un currículum y ya hablamos
J: vale, pues ya te lo traeré

Conclusión: ya tengo una opción de empleo, y sólo por ser amable y echarle un poco de cara.

Anécdota 2.

Eran en torno a las 9 y media de la tarde, y Helena y yo habíamos ido al Carrefour a comprar acarreos para hacer Josepizzas. Una vez en la caja, mientras la amable cajera hacía su trabajo, Helena propuso meter las cosas en su mochila para no tener que coger bolsas (esas bolsas que luego acumulas por doquier y no sabes qué uso darlas). El caso que yo acepté su propuesta, pero dije que la harina era mejor meterla en una bolsa, así que cogí la harina y la fui a meter en la bolsa, pero no me percaté que todavía no había sido pasada por el láser ese que pita y marca el precio (es decir, no había sido pagada). Entonces caí en la cuenta, aunque Helena asegura con creces que sonó la alarma (¿alarma por un kilo de harina? Lo dudo), y devolví la harina al sitio correspondiente para ser pagada. Hecho esto, la cajera se puso coloradísima, y dijo que casi le robo en su cara. Yo contesté que de haberlo sabido lo hubiera.... bueno, dejo otra vez la conversación:
Cajera de muy buen ver: Uy, casi me robas en mi propia cara
José: Ja ja, me hago el despistado y casi lo consigo, pero para un kilo de harina no merece la pena, para otra vez lo intento con un jamón
C: Ja ja (toda colorada), para otra vez miro para otro lado, ji ji (esto es ligoteo descarado)
J: Bueno, iré probando por todas las cajeras hasta que con alguna cuele (esto se puede considerar descortés después del intento de ligoteo anterior)

Conclusiones: JOSE HA LIGADOOOOOO !!!
Aclaración: He decir que realmente debo cambiar "Cajera de muy buen ver" por "Cajero marica perdido donde los haya". Por lo tanto la conclusión sería JOSE HA LIGADOOOOOO!!! (con un tío).


Más cosas, pero no anecdóticas.

Ayer martes, por la noche, tocó Josepizzas y Catán en el centro cultural Jose Cobo, donde siempre le atenderán bien y nunca lo pasará mal. Las invitadas que vienieron (ya que algunas no pudieron venir) fueron Chus, Patri, Helena y Daniael. Tras que el que esto escribe hiciera la masa (aaahhhhhrrrrrggggggg!!!) y mientras está se hacía grande, pasamos al Centro de Estilismo Helena Martínez de Vivar, ubicado al lado de mi cama, cerca de mi escritorio. Allí es donde dejé que me cortaran mi cabellera, y la verdad es que el resultado ha sido satisfactorio, aunque me ha recortado la coletilla más de lo que le sugerí. Eso sí, la compañía y la chachara (al final resulta que me voy a hacer maruja) estuvo muy bien, y a pesar de que yo me movía más que un niño Helena pudo cortarme el pelo sin cometer error alguno.
Luego pasamos a elaborar las pizzas, jugar al Catán, comer una pizza y elaborar otra, continuar la partida, comer la segunda pizza y terminar la partida, a eso de las 2 y algo de la noche. He de señalar que Helena ganó, y se puso supermeganerviosa en su última jugada, aseguró que hasta se le aceleró el ritmo cardíaco (no diré nada al respecto). Y nada, mis tres pupilas (la derecha, la caudal y la izquierda) del Catán demostraron avances en sus conocimientos, haciendo puntuaciones muy altas (creo que 10, 8 y 8, pero para más seguridad mirar LA CAJA).

A la mañana siguiente fui a ver cómo Eddie, Carlos, Chus y Helena jugaban al Voley playa, y lo ví desde dentro de la pista. Realmente se supone que yo también jugaba, pero el hecho de que mi equipo nunca ganara, a pesar de contar con superioridad numérica, me hace sospechar que soy un poco malo en este deporte, y que puede llegar a ser adecuado el apodo de Agujero Negro que me han puesto mis compañeros masculinos. Además, cuando jugué en el equipo de las chicas, me obligaron a ponerme delante, y eso que yo quería la retaguardia para vigilar sus culitos, pero bueno, cuando sacaba aprovechaba y tardaba en recuperar mi posición (que no!!!, que no os miraba el culo!!!, no mucho).

Y poco más he de contar, luego a la facultad, comer, partida de Catán de sobrecésped (y no sobremesa) clases, acompañamiento a Helena para ver un posible futuro hogar suyo y ahora estoy aquí, poniendo esto para amansar las masas sedientas de relatos.

Iba a poner una imagen animada de mi corte de pelo, pero no lo he consguido, así que lo perfeccionaré un poco e indagaré para colgarla.
Hasta otra.