Catán in the night.

Lunes por la noche. Tras un día muy estresante y duro (ver la entrada anterior: ODISEA) decidimos quedar en casa de Helena y Jose para echar unos Pros y un Catán. También estuvimos comiendo rica tortilla de patatas con champiñones realizada por Helena y con auyuda de Alberto, aros de cebolla, patatas, cocacola (yo no), cervez (yo sí)... y heladitos de postre.

Los Pros, pues bien, Carlost estuvo duro, Alberto es un bonus (le metí un gol de chilena) y Danieu va mejorando.

El Catán, muy intenso, superdisputada la partida. Surgieron nuevos tipos de jugadas, yo me forjé una jugada, la carretera no larga de Jose o Jugada J. En qué consistió, tengo 8 puntos, Mercedes 9, ella la tiene más larga (la gran ruta comercial), yo necesito 3 carreteras para superarla y ganar. Las hago, pero la emoción de la victoria y la búsqueda del onceavo punto me hace realizar la mayor estupidez jamás vista (peor que la jugada A y el barajeo J). Puse las carreteras donde no debía y no lograba la gran ruta. Sudores, surgieron gotitas de sudores por todos los poros de piel. No iba a ganar por gilipollas. Pero dije, no os preocupéis, es para daros ventaja. Y así fue, compré un desarrollo, un monopolio, bien. Al siguiente turno, menos mal que Helena le robó su trigo a Mercedes y evitó que hiciera la catedral de la victoria. Yo usé mi monopolio para conseguir piedras y hacer 3 catedrales del tirón. Por lo tanto, gané con 11 puntitos a pesar de haber creado la peor jugada jamás vista en la historia, pero eso engrandecerá mi leyenda. Os dejo unas fotillos:

Te robo Jose. (y mi vaso de cerveza vacío)

¡¡¡VICIOOOOOOO!!!

Uahh haha!!! ¡Qué de cartas!

¡Nos salen ciudades hasta por la cabeza!

Helena acaba de beber y tiene cara de monguis.

¡¡¡ Dame mis ovejas!!!

Caretos.

Uaaaa ha ha!!! ¡¡¡MADERAS!!!

Y nada más, ayer martes estuvimos en la playa y luego tomando pizzas y mojitos en casa de Mercedes. Y ahora me iré a comer, que Helena me ha castigado porque no como mucho y tendré que tomarme un sandwich o un serranito.

Y paso de escribir más, que me duele la espalda de trabajar en el laboratorio. Hasta otra.