jueves, 29 de marzo de 2007

Mi casa.

Hoy he conocido a una nueva y gran amiga, aunque es tan tímida que no habla apenas nada, a pesar de tener la boca muy grande. Su piel es blanca y brillante, y aunque no la he visto en acción, tiene pinta de moverse muy bien. Va a instalarse en nuestra casa, en el patio, y será la encargada de lavar mi ropa. Aprovechando que tengo nueva inquilina, con la cual trataré al menos una vez a la semana, os comentaré como es mi hogar.
Tras lograr encajar y rotar las 3 llaves que protegen la entrada principal, puedes observar la mayor parte de la casa: un salón-comedor-cocina (en ese orden desde la entrada al fondo). Al lado de la cocina, de escasas dimensiones y por ahora sin fogones, se encuentra el baño, de dimensiones similares a la cocina. Las paredes de este espacio se encuentran pintadas de amarillo y azul.
A mano izquierda se encuentran las 2 recámaras y un pequeño patio que le da luminosidad a la casa, aunque también es foco de entrada de mucho polvo y alguna que otra maldita cucaracha. Las 2 habitaciones (recámaras, como las llaman aquí) poseen aire acondicionado, según mi compañera (Gaby) de necesidad en época veraniega; por lo que supongo que me tocará sudar como un cerdo al final de mi estancia, a menos que me encierre en mi cuarto. Mi habitación es verde y amarilla, y está decorado con una gran cantidad de fotos, algunas de las cuales se desprenden con cierta asiduidad de la pared, lo que en mitad de la noche puede llegar a provocar algún que otro sobresalto del que esto escribe (porque hacen ruido al caer o porque se me caen encima), pero creo que a día de hoy ya están todos más o menos bien ubicados en su lugar. A parte de eso, destaca mi habitual desorden ordenado, ya que en todo momento sé donde está casi cualquier cosa.
También es interesante saber que una de mis vecinas está loca, y vive rodeada de perros y gatos (¿a qué vecina de qué local me recuerda?), e incluso habla con ellos. Uno de los perros acostumbra a dormir en el pasto (césped) que hay enfrente dela ventana de mi cuarto, y cuando le asusto o le echo de allí no hace más que ladrar y aullar el muy cabrón.

En cuanto a la convivencia, por ahora va sobre ruedas, no hemos tenido ni creo que vayamos a tener ningún problema. Gaby (mi compa) trabaja para el gobierno, autorizando la entrada en el puerto de sustancias químicas, estupefacientes, medicamentos y cosas de esas. Hace poco descubrieron en México una mansión con 205 millones de dólares en metálico, más algo de “calderilla” en pesos y euros, y algún que otro arma de fuego. La trama de esta red alcanzaba a una empresa farmacéutica que introducía en el país una sustancia para elaborar los precursores de la coca; y hace poco Gaby estuvo autorizando la entrada de un contenedor con la misma sustancia. Creo que está en un puesto que puede llegar a rozar la legalidad y entrar en la corrupción fácilmente. A saber cuanto te puede ofrecer (o amenazar) un narco para entrar su mercancía. También he de decir que por aquí hay mucho traficante, lo que se refleja en las llamadas Narco-corridas, que es un tipo de música en la que el cantante (y no sé si decir narco) presume de sus acciones, que pueden ser asesinatos, huidas de la policia, paso de mercancía o el propio cultivo de “flores por sus lagrimas”. Estas narco-corridas son típicas del estado de Michoacán, donde me adentraré este finde. Añado que las pocas veces que veo las noticias siempre hablan de algún tiroteo entre narcos y polis, o de otro tipo de grupos organizados a gente del gobierno, o incluso de degollaciones en nombre de “la familia”, pero no os preocupéis que eso queda lejano. También me han comentado que Colima es la ciudad más segura de la república porque es donde se alojan muchas familias de grandes narcos, y éstos financian que la ciudad no sea peligrosa para nadie.
Bueno, continuo hablando de la convivencia, Gaby se va todos los fines de semana a Colima, por lo que tengo la casa para mi solo. Normalmente el domingo lo empleo a quehaceres del hogar, sobretodo lavar la ropa y fregar y barrer la casa. Entre semana, la mayoría de las veces cocina ella para los dos, y yo en algunas ocasiones, y en muchas otras suelo comer en la escuela y cenar fuera de casa. Lo malo es que siempre nos excedemos en la cantidad de comida, y al final solemos encontrar vida dentro del refrigerador (vida perteneciente al reino Fungi, u hongos para los no biólogos o aquellos biólogos incompetentes, y no me refiero a nadie). Por lo demás todo bien, a veces vamos juntos de compras, y normalmente solemos conversar cuando coincidimos en casa (no como otros, que viven en Moncloa, o por lo menos eso le pasaba antes de tener presencia femenina en su casa).
Y bueno, por ahora eso es todo, creo que me voy a ir a seguir leyendo un libro que compré ayer por 25 pesos (menos de 2€) y que me enganchó desde el primer capítulo, cosa que no me pasaba desde hace tiempo. Ya llevo casi 200 páginas, por si alguno se anima, se titula El síndrome de Pinocho, de David Zeman (ni idea de quién es este bato).

3 comentarios:

Ignacio dijo...

Bueno Jose, pon alguna fotillo de la casa y de tu compi de piso!!

Mucha suerte por Michoacán. Se promete de lo más interesante!!!! jur jur jur

Anónimo dijo...

vaya puñeta que nos has hecho ahora que te ivamos a llevar una lavadora ultimo modelo, que se puede anchufar en cualquier lado

Anónimo dijo...

A ver esas fotitos de la nueva casaaaaa.........
Ale, no te hagas de rogar.
Tschüss.