Por las calitas de Roche.

Bueno, tras un tiempo sin escribir, y ante la insistencia de mis más aférrimos seguidores (y últimamente protagonistas de mis entradas), pues escribo.

El puente de mayo lo pasé en unas jornadas de juegos de mesa en las que nos alojaban y nos daban de comer, acompañado de mis padres, Salva, Mari Cruz y la Nena (Alejandra). He de decir que Slava y yo tomamos demasiada confianza con un promotor de juegos, y a parte de increparle por no saberse las reglas de su juego (en broma, sin maladad), y le caímos tan bien que a lo mejor nos usa como probadores de juegos, ya que tenemos experiencia V+2, casi lo más alto. Le preguntamos acerca de esa valoración, y nos dijo textualmente que no nos ponía PRO (de profesional) porque teníamos vida, estudiamos, Salva está casado y con una niña... (la de gente que debe de haber por ahí).
Después de estos días de relax, tocó estrés antes de presentar un trabajo del máster, en el que teníamos que exponer. La exposición nos fue bien, aunque me puse un poco nervioso y no sé si cometí algún error, como por ejemplo decir "pillar". Además, antes de presentar una chica de clase, querida por todo el mundo, hizo amago de tocarme el culo, alegando que lo tenía manchado de tiza, y 2 amigas de clase luego me lo echaron en cara: "oye, a Carmen la tienes loquita!!!, como te miraba el culo!!!", lo que hay que aguantar, ¡¡¡Qué paciencia!!!
Después de un lunes y martes de mucho estrés, decidí dedicar el resto de la semana a mis padres, a pesar de tener muchos compromisos académicos. Así que el miércoles decidimos ir a la playa, a Zahara de los Atunes, un pueblecito pesquero cercano a Tarifa. Tras un raudo baño en aguas muy frías, tocó lo que todo buen español sabe hacer: tumbarse a la bartola. Así empezó mi sesión de bronceado. Tras esto fuimos en busca de un lugar digno para comer, y ¡¡¡vaya sitio!!! Esas croquetas de chocos, panza de atún con carabineros y paté de fuá, puntillitas fritas... riquísimo todo.
Después de este empacho de comer, fuimos en busca de unos amigos de clase (y de no clase) para ir a la playa, y decidieron que no encontráramos en Conil. Eddie, fan número 1 (compartiendo dicho título con alguna persona más) de mi blog, nos llevó a un sitio impresionante. Una calita en un acantilado, sin apenas sitio para poner las toallas, muy íntima, y la verdad es que me encantó el sitio.
Tras montar el campamento...foto!!!
... y otra!!!

...en esta última, debido a mi habitual percepción del tiempo y mi fluidez en el entorno espacio-temporal que nos rodea (también llamado pachorra, tranquilidad, calma...) Helena tuvo que luchar por aparecer, de ahí que salga un poco forzada.
Tras otro breve baño, ya que el agua seguía muy fría, vino el intento de montar una cuerda floja para hacer equilibrio. Tras un durísimo trabajo de Eddie, mi padre y mío, vimos que no prosperaba, y tuvimos que abandonar la idea (yo la verdad es que pasaba de andar por la cuerda floja, que me conozco).

Instantánea tomada por Helena Martíneqz Pita, los ojos agudos podrán ver mi silueta en el suelo, mientras dirigía la maniobra.

Y tras algún baño más seguimos con la sesión de bronceado y descanso, ya que teníamos mucha tensión acumulada. He de decir que intenté pasar por encima de la cuerda y me dí una buena ostia, pero como persona ágil donde las haya al caer dí una voltereta y salí corriendo, para que pareciera que me había tirado a posta (no sé si coló).
Luego Helena nos mostró la próxima colección verano-invierno, un bonito conjunto de bikini con fular.

Luego decidimos marcharnos, en busca de algún refrigerio, porque habíamos ido poco preparados: sin agua, ni cerveza, ni Catán (sabía que me lo echarían en cara)... Antes paramos para ver el paisaje, con Conil, Trafalgar y no sé que sitios más.

Y tras una buena ducha, quedamos los cinco para cenar en el Balandro, el bar más popular y/o comentado por mi entorno, y la verdad es que merece la pena ir, así que si alguno os animáis a visitarme (no sé si incluir también a la gente de Cádiz) os llevaré. Eso sí, tras la cena echamos una partida al Catán y dejamos ganar al pobre Eddie, que tiene problemas mentales y si no le premiamos de vez en cuando se enfada. Es cierto que nos pulió en menos de una hora, pero ya tendrá su merecido.

El jueves (ayer) lo dediqué a hacer trabajos del Máster, uno de ellos con Helena, la cual luego me engañó para ver una serie tan friki que había gracias que no entendía. Y tras la incorporación de mis padres y Eddie, nos tomamos un par de pizzas elaboradas por mi padre, y hubo revancha de Catán. Esta vez mi madre y yo partimos la pana y dimos un repaso al resto de contrincantes. Incluso en la partida de brisca en la cual no pensábamos las jugadas ni nos quedábamos con las cartas que salían.

Y por ahora esa ha sido mi semana, con la compañia de mis padres y dos grandes personas y amigos. Eso sí, hoy toca paella en casa, con mucha más gente, y luego dios dirá (PRO, Catán, Saboteaur...).

Os dejo la imagen de lo más friki que he visto hasta el momento:
Se me han montado mal las fotos, pero la idea queda plasmada.

Pues nada, ya os contaré que tal hoy y el finde.