Traslado, limpieza y corte.

Tras acudir un sábado a la facultad, SÍ, UN SÁBADO, regresé a casa donde me esperaba mi casicompañera de piso (todavía no era oficial) para darnos un baño en la playa y luego comer el rico arroz negro con calamares que me preparó Helena con mucho amor. Ya por la tarde, después de comer, vino mi a día de hoy ex-compañero de piso a por sus últimas cosas, y tras despedirme de su madre (porque el muy maleducado no se dignó a despedirse de nosotros, maldito...) celebramos que por fin, tras unas semanas de ir y venir de un lado para otro, Helena tenía habitación y cama propia.

Depués de una breve visita de Mercedes, que vino a hacer un trabajo del Máster con Helena (ese trabajo debería acabarlo yo también algún día), nos dispusimos a trasladar las cosas de Helena desde mi cuarto al suyo. Pero antes, a modo de celebración, comimos queso del bueno y paletilla de jamón, regado con cerveza alhambra (la que me regaló Danieu para mi cumpleaños). Ya una vez saciados, con música de fondo, nos dispusimos a vaciar mi habitación...

... para llenar la de Helena, con el siguiente resultado:

NOTA: el video ha sido editado y postproducido por Helena.

Ya a la mañana siguiente, nos propusimos limpiar toda la casa, icluyendo salón, baño, cocina e incluso lavar las ropas del sofá y los cojines. Yo, antes de esto, a modo de entreno, limpié y ordené mi cuarto, ahora que ya podía. Os dejo alguna imágenes:

Media habitación mía, después de ser ordenada (iba a hacer una panorámica de toda la habitación pero como no me ha salido a la primera lo dejaré para otro día, que ya es tarde y estoy cansado)

Y la otra mitad, con los tres dibujos que tengo a la venta y nadie compra (y con la cama sin hacer, como siempre)

José (osea yo) limpiando el salón

Limpiando la bañera

Helena fregando

Después de comer (por cierto, no sé si comimos carne de mama o de mamá, o incluso puede que de mama de mamá, uf, que complicado es todo a veces), decidí cambiar mi imagen, y tras pasar por las tijeras de Helena y por las cuchillas de José...

... acabé sin cresta y sin nada de barba, pero con una coletilla que me relaja mucho acariciar, aunque a la gente no le termine de gustar que la lleve.

Y nada más, esta semana se me augura muy dura, con muchas horas en el laboratorio, seguramente un día de muestreo en fango, y más y más horas midiendo y contando plantitas (esto puede ser muy duro para una mente frágil como la mía). Menos mal que el viernes hay fiesta de inaguración de la nueva casa de Helena, que casualmente también es la mía, por lo que no tendré que preocuparme en cómo volver a casa. Para aquellos que se preocupan, tienen ahora 2 camas (o una), 2 sofás, 2 colchones y mucho suelo a su disposición.
También aprovecho para desearle a Helena una feliz estancia en su nuevo piso y con su nuevo compañero, con el cual hasta hoy se lleva muy bien y se lo pasa en grande, y espero que así sea siempre. Por cierto, no deberíamos chatear entre nosotros estando en la misma casa, es muy friki.